"Capacidad para responder y trabajar con alto desempeño en situaciones de mucha exigencia."
En la práctica podríamos entender el trabajo bajo presión, como la competencia de trabajar bajo condiciones adversas, de tiempo o de sobrecarga de tareas, manteniendo la eficiencia, y yo añadiría, y sin entrar en pánico. Trabajar bajo presión es básicamente la capacidad para ejecutar labores de manera eficiente en condiciones desfavorables, causadas por sobrecarga de trabajo, plazos muy cortos o cambios de prioridades o de requerimientos.
En un mundo tan competitivo, el nivel de exigencia se ha incrementado de forma exponencial, la seguridad y garantías son volátiles y eso hace que estemos en modo "al borde de un ataque de nervios" de forma permanente.
Y aunque seamos capaces de gestionar nuestra propia presión y estrés, es de nota, ser capaz de gestionar la presión y el estrés de todos los que tenemos a nuestro alrededor. No todas las personas se desenvuelven igual bajo presión y lo que es peor, hay quien adopta como forma de gestión el proyectar su estrés a quien está en su entorno de influencia.
No es nada sencillo aprender a desempeñarse en ambientes laborales donde las emergencias son algo cotidiano. De forma equivocada, trabajar bajo presión, en muchos entornos laborales tiene buena prensa, incluso es sinónimo de eficiencia, sin embargo, hay que eliminar esta creencia errónea ya que la sistemática de trabajar en estas condiciones es un indicador precisamente de ineficiencia.
En el back office del trabajo bajo presión podemos encontrar con bastante seguridad:
Trabajar bajo presión, aunque está totalmente normalizando e incluso reconocido y valorado, es una situación nociva para las personas y equipos por el gran desgaste al que son sometidas. El trabajo con un exceso de presión de forma continua no sale gratis, en el medio y largo plazo tendrá consecuencias para la persona, el equipo y la empresa.
Está claro que el trabajo en sí mismo produce un cierto nivel de tensión-presión ya que requiere de la realización de esfuerzos, la superación de obstáculos y problemas, enfrentar retos, incertidumbres, etc., hasta aquí lo normal en mayor o menor medida dependiendo de tipo de trabajo, pero todos tenemos un límite de "tolerabilidad", superado el cual, trabajar bajo presión ya no es una habilidad, sino un factor de riesgo que afecta a la salud física y mental de la persona, que acaba derivando en irritabilidad, frustración, fatiga laboral, estrés, pudiendo llegar incluso a bloquear la capacidad de trabajar.
Todo ello me lleva a pensar que la competencia de trabajar bajo presión en sentido teórico está bien, incluso muy bien, pero en sentido práctico está mal, incluso muy mal.