Quien más y quien menos andamos a cuestas con la vuelta a la rutina.
Por estas fechas es obligado, y casi tradición, hablar de lo cuesta arriba que se nos hace retomar la rutina del día a día y sus obligaciones derivadas. La sensación de cansancio, tristeza, apatía, nostalgia y la falta de concentración nos inunda. La reincorporación al trabajo tras las vacaciones implica cambios de horarios, vuelta a las obligaciones y responsabilidades, y en general dejar atrás unos días sin ataduras, de diversión y sin presiones.
Personalmente, me ha llamado especialmente la atención, el hecho de que este año casi por unanimidad, la expresión más generalizada era el "uff" ante la inminente incorporación laboral. Y la verdad, da bastante que pensar si nos plantamos con un "uff" ante algo que ocupa tanto tiempo, físico y emocional de nuestras vidas.
Y aunque el bienestar de las personas se concibe como una prioridad en la mayor parte de las organizaciones, si revisamos algunas publicaciones, tal como el artículo publicado en Forbes: "98% Of HR Professionals Are Burned Out, Study Shows", vemos que aún hay camino por recorrer. A una muestra de 250 profesionales de RRHH se les formularon distintas preguntas sobre "burnout"; se concluye que el 98 % de los profesionales de recursos humanos están agotados y emocionalmente fatigados, el 94 % dijo que se sintió abrumado en los últimos seis meses, y el 88 % de los encuestados dijo que tienen miedo a trabajar. Alrededor del 97% de los encuestados dijeron que se sentían emocionalmente fatigados por el trabajo durante el último año. Dramático, y aunque enfocado al área de RRHH, probablemente bastante extrapolable a cualquiera otra área. Otro estudio, llevado a cabo por Deloitte Insights, sobre una muestra de más de 2.000 profesionales, la mitad directivos y la otra mitad empleados, de EE UU, Reino Unido, Canadá y Australia concluye que el 43% de los empleados y el 36% de los directivos se sienten exhaustos. Más del 40% de ambos colectivos, estresados. Entre el 35 y el 40%, sobrepasados y en uno de cada cuatro casos, deprimidos de forma muy frecuente. Esto si que merece un "uff".
Estos datos nos indican que algo no anda funcionando bien. Es posible que se nos llene la boca de grandes propósitos, pero que a la hora de llevarlos a la práctica nos quedemos en la salida.
La vida se nos ha vuelto muy compleja, ya no existe el fenómeno causa- efecto, que en cierta medida nos proporciona más control, sino que sobre un mismo efecto inciden múltiples causas, muchas de las cuales escapan por completo a nuestro control, relacionadas con el momento actual que estamos viviendo, cambiante, retador y lleno de innumerables desafíos que nos sobrecargan de incertidumbre y un extra de exigencia y riesgo.
Volviendo al principio, si bien, los síntomas básicos de tristeza, apatía y nostalgia, más relacionados con cambios de rutinas se nos han pasado o irán pasando al poco de incorporados, los rebelados por las encuestas son más estructurales, y esos sí que requieren hacérnoslos mirar para empezar a tomar medidas que aumenten el capital psicológico de las personas, donde destacan habilidades como: resiliencia, inteligencia emocional y social, autocontrol, automotivación, creatividad, optimismo, eficacia.