Hace unos días estaba revisando un material sobre "Liderazgo" referido a los aspectos o elementos que sustentan la autoridad del líder. Entre ellos se citaba el carisma, la integridad, el conocimiento y experiencia y el hecho de haber accedido a ese puesto de responsabilidad de una forma legítima.
Todos estos aspectos son esenciales, claro está. Sin embargo eché en falta algo que, al menos en mi opinión,  tiene un peso  definitivo a la hora de liderar personas. Se trata de la actitud de servicio.
Llevo un tiempo pensando en eso de la actitud de servicio del líder, me pregunto dónde empieza y hasta dónde llega. No lo puedo evitar, siempre me viene a la mente el personaje del mayordomo interpretado por John Gielgud en "Arthur el soltero de oro". Para mi es el auténtico paradigma de una actitud de servicio. Si habéis visto esta película sabréis que no lo tenía nada fácil con el crápula y vividor de Arthurd, interpretado por Dudley Moore.
 

Lo que creo que deberíamos intentar todas las personas que lideramos equipos es:
- Hacer      sentir a nuestros colaboradores que estamos disponibles para ellos en      cualquier momento
 
- Que cada      cosa que hagamos cuando no nos ven ni nos oyen revierta de forma directa o      indirecta en un beneficio para ellos. Bien sean nuevas oportunidades de      aprendizaje y desarrollo, una red de colaboración más amplía con la que nuestro      equipo pueda contar dentro y fuera de la organización o recursos      suficientes. Quizás en estos momentos lo que esté en juego sea la propia      continuidad de sus  puestos de trabajo
 
- Empezar      a trabajar un rato antes que ellos y terminar un rato más tarde. Si esto      no pudiera ser, al menos hacerles saber que sabemos que están trabajando
 
- Comprender      y aceptar las necesidades de cada uno, considerarlo parte de nuestro      cometido, no abdicar jamás de esta responsabilidad
 
- Mostrar      hacia ellos un profundo respeto incluso en las ocasiones en las que ellos      no sepan hacer lo mismo
 
- Ser      sinceros y decirles cualquier cosa que les pueda ayudar a ser mejores profesionales      y personas, por incómoda que sea. Es nuestra responsabilidad ayudarles a      desarrollarse aunque no quieran. Nuestro mayordomo tenía que defender a      Arthurd de si mismo en más de una ocasión
 
- Ser      discretos en relación a sus carencias y dificultades personales. Estar al      servicio de otro es la forma más rápida de conocerlas, es un privilegio del      que nunca deberíamos sacar ventaja
 
- Puestos      a cometer alguna distorsión verles mejor de lo que son, nunca peor. 
 
- Confiar      en lo que pueden llegar a ser y sentirnos responsables de su desarrollo
 
- Pidan      lo que pidan, NO preguntar por qué, no cuestionarlo, asumamos que tienen      buenas razones para pedirlo y limitémonos a ayudarles a reflexionar sobre      las posibles consecuencias e impactos de sus deseos
 
- Esforzarnos      verdaderamente por ayudarles, haciendo esfuerzos que nunca conocerán por      lograrlo
 
- Aliviarles,      hacer las cosas más sencillas, más fáciles, más ligeras, menos dramáticas 
 
- Aceptar      nuestra corresponsabilidad en sus posibles errores. Tan pronto como      entendamos qué ha pasado solucionémoslo
 
- Preocuparnos       por su ética y su felicidad igual      que por su productividad
 
- Escuchar      todo lo que dicen y también lo que no dicen y preguntarnos ¿qué podría hacer yo para      crear más confianza?
 
 
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