Un nombre extraño para algo cotidiano. La rarología es un ejemplo de cómo lo simple puede explicar lo complejo.
La rarología es un término que ha acuñado Richard Wiseman, investigador y profesor de psicología en la Universidad Hertfordshire, Reino Unido. Hace referencia al uso de métodos científicos para el estudio de temas inusuales o, por el contrario, el uso de métodos inusuales para la investigación de temas convencionales.
Así, siguió los pasos de Sir Francis Galton, que ya había dedicado su tiempo al estudio de aspectos como la belleza, el aburrimiento o el rezo.
La rarología, por tanto, estudia temas de lo más diversos y, por supuesto, curiosos. Wiseman no ha sido el único que se ha decidido por analizar cosas como cómo las diferentes formas de pedir limosna influyen sobre la cantidad de dinero recaudado o cuántas personas son necesarias para iniciar una ola en un estadio de fútbol.
Estos experimentos, que para algunos pueden parecer un tanto absurdos, nos ayudan a comprender aspectos psicológicos que están en la base de nuestro comportamiento diario y que explican conductas más complejas como la sumisión, el altruismo, etc.
De este modo, Wiseman se ha hecho famoso por explorar la mente humana a través de experimentos curiosos y llamativos, que pueden cambiar nuestra forma de ver la vida. Más de un millón de personas han formado parte de estos experimentos, centrados en aspectos como el humor, la suerte, la decepción...
Analizaremos algunos de estos experimentos y las conclusiones a las que llevan en próximos posts.
Por ahora os dejo con una prueba para que os autoanalicéis.
¿Qué tienes que hacer? Con el dedo índice de tu mano dominante, escribe una "Q" sobre tu frente.
¿Cuáles son los resultados?
La forma en la que lo hagas va a indicar la forma en la que ves el mundo, en función de si te centras en ti o en los demás. Dos modos distintos, pero no mejor ni peor.
Las personas que dibujan el rabito de la "Q" hacia la derecha de su frente (es decir, de modo que puede ser leído por uno mismo) son personas que tienden a centrarse en sí mismas. Suelen comportarse como son, independientemente de la situación en la que estén. Se guían por sus valores más que por las necesidades de quienes les rodean. Se enorgullecen de ser honestas con los demás y esperan que los demás lo sean con ellas, por ello, suelen ser malos mentirosos.
Las personas que dibujan el rabito de la "Q" hacia la izquierda (de forma que puede ser leída por los demás), tienden a preocuparse por cómo les ven los demás. Les gusta ser el centro de atención y adaptan su conducta para adaptarse a la situación en la que están. Son personas con habilidad para influir en la forma en la que les ven los demás. Mienten mejor.
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