Mario Vargas Llosa, galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2010, repasa un vida dedicada a las letras
Hace unos días leía en la sección del opinión del periódico "El País" un artículo del recientemente galardonado con el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. En este artículo Vargas Llosa contaba cómo vivió los catorce minutos que pasaron desde que le llamaron por teléfono para anunciarle que le había sido concedido tan preciado galardón, hasta que la noticia se hizo oficial.
En estos cartoce minutos, Vargas Llosa, aún excéptico con la noticia, y recordando algunas bromas pesadas que habían sufrido otros colegas, hizo un rápido repaso de lo que había sido su vida. Desde su niñez en Cochabamba,hasta el libro de Neruda "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" que su madre le prohibía leer y que él por supuesto leyó. También recordó a su abuelo Pedro, y a su tío Lucho que siempre le animó a ser escritor y que quizás le dio el mejor consejo de su vida, porque le dijo que no seguir la propia vocación es traicionarte y condenarte a la infelicidad.
Y así, en catorce minutos, mientras esperaba la confirmación de su Nobel, Mario Vargas Llosa hizo un repaso por lo que había sido su trayectoria profesional y dio gracias por haber seguido el consejo de su tío Lucho y abandonar su carrera de abogado para dedicarse a su pasión: escribir.
Al final, Vargas Llosa pensaba que esto que le estaba sucediendo no era sino una extraña paradoja del destino, puesto que recibía un reconocimiento por dedicar su vida a algo que le hacía gozar infinitamente, porque para él cada libro que escribía le suponía una aventura llena de sorpresas, de descubrimientos, de ilusiones y de exaltaciones que compensaban con creces las dificultades y las depresiones.
Y leyendo esto, no pude evitar pensar en la suerte que tuvo de recibir tan sabio consejo por parte de su tío y que la decisión por su parte de seguir este consejo, definitivamente fue una decisión valiente, puesto que dedicarse a escribir y no seguir con su carrera de abogado, le suponía vivir de forma más austera, con más incertidumbre en el futuro y sin tener la certeza de que algún día se cumpliría su sueño.
A veces, no estamos preparados para asumir el riesgo de seguir un sueño. Lo que está claro es que todos tenemos sueños, la única diferencia es que algunos se esfuerzan constantemente en alcanzarlos, sin importar los riesgos y otros renuncian a sus sueños para no perder lo que poseen. Y yo me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si Vargas Llosa no hubiera seguido el consejo de su tío Lucho? ¿Qué hubiera pasado si no hubiera asumido el riesgo de dejar una vida cómoda y lanzarse a la aventura de escribir? Definitivamente si esto hubiera pasado, el destino nos habría privado de un gran escritor.