Dice un provervio tibetano" la mitad de tu sonrisa es para ti, y la otra mitad para el mundo".
No cabe duda que la sonrisa en la más positiva e impactante de todas las expresiones emocionales. Al parecer, en distintos experimentos se ha comprobado que el cerebro humano prefiere los rostros felices y los reconoce más fácil y rápidamente, que los que expresan emociones negativas.
Algunos neurocientíficos señalan que el cerebro humano posee un sistema que nos orienta y predispone hacia los sentimientos positivos.
Esto es muy interesante ya que parece señalar que la naturaleza humana se orienta hacia las emociones positivas, y que no nos hayamos predispuestos hacia la agresividad, por más que ésta sera una respuesta adaptativa de nuestra naturaleza.
Este hecho tiene un gran valor en las relaciones e interacciones personales ya que vuelve a plantear el tema del contagio emocional. En este caso, indicando que las emociones positivas se contagian más facilmente, ya que al parecer, estamos predispuestos para ello.
No obstante, la risa tiene otros efectos, además del importante valor social y relacional.
El libro "Anatomía de una enfermedad", publicado en 1979 por Norman Cousins, fue el primero en exponer una correlación positiva entre humor y salud. Cousins describe cómo se recuperó de una enfermedad de los tejidos conjuntivos que normalmente suele ser irreversible mediante un tratamiento que incluyó, entre otras terapias, películas cómicas de los hermanos Marx.
El humor "sirve como una válvula interna de seguridad que nos permite liberar tensiones, disipar las preocupaciones, relajarnos y olvidarnos de todo", afirma el Dr. Lee Berk, profesor de patología en la Universidad de Loma Linda, en California y uno de los principales investigadores en el mundo sobre la salud y el buen humor. En una serie de estudios, examinó las muestras de sangre de sujetos antes y después de que vieran vídeos cómicos, y las comparó con las de un grupo que no vió los vídeos. Berk descubrió importantes reducciones en las concentraciones de hormonas de la tensión y un incremento en la respuesta inmune de quienes vieron los vídeos.
El poder de las carcajadas de liberar al organismo de energía negativa, fue científicamente demostrado cuando se descubrió que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír. Reírse es una función biológica necesaria para mantener el bienestar físico y mental
Cuando reímos, el cerebro activa la segregación de endorfinas, específicamente las encefalinas. Estas sustancias, que poseen unas propiedades similares a las de la morfina, tienen la capacidad de aliviar el dolor, e incluso de enviar mensajes desde el cerebro hasta los linfocitos y otras células para combatir los virus y las bacterias. Las endorfinas desempeñan también otras funciones entre las que destaca su papel esencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresión. De ellas depende algo tan sencillo como estar bien o estar mal. Como se puede comprobar, aprender a reír es algo más importante de lo que parece a simple vista.