Hay tiempo en las empresas para reflexionar? ¿Cómo aumentar la productividad de la empresa en tiempos de crisis? ¿Cuál es el papel del antropólogo en el ámbito empresarial?... son algunas de las cuestiones que se plantearon en la intervención de Carlos Bezos Daleske en el Curso "¿Para qué sirve la antropología?", organizado por la Universidad Autónoma de Madrid.
En este encuentro nos reunimos estudiantes de antropología deseosos de conocer las aplicaciones de nuestros estudios en esta disciplina, envuelta en un aura romántica propia de exploradores y viajeros que buscaban el contacto con tribus y culturas lejanas.
Sin embargo, la antropología encuentra nuevos caminos profesionales y pone su "saber" a disposición de la empresa. Comprender el comportamiento, las creencias, las relaciones sociales, el modo de percibir el mundo y de interpretarlo es el objetivo de la investigación etnográfica, y por ello cada día son más las empresas que demandan el perfil del antropólogo.
Carlos Bezos Daleske, en su intervención, nos habló de la aplicación de la antropología al campo de la innovación. El rol del antropólogo se construye así desde su doble función de "traductor", en un proceso de conocimiento de las necesidades y demandas de cada uno de los agentes del sector, empresarios y consumidores, para reflexionar, generar conocimiento antropológico y trasladarlo a un lenguaje comprensible y adecuado a las dinámicas y tiempos empresariales.
En este contexto, se plantea: ¿y si en vez de competir, bajar los precios, trabajar más o despedir, trabajamos en un proceso de colaboración (co-working)? La Investigación- Acción Participativa (IAP) se utiliza como método de estudio y acción en el proceso de trabajo colectivo, donde emerge el potencial innovador de un grupo de personas de distintas identidades, trayectorias personales/ profesionales y diferentes conocimientos para la creación de un proyecto/causa común.
Los Living Labs son estos espacios de innovación social, de reunión y creación donde se ofrecen las tecnologías para implementar las ideas de los participantes; el usuario se involucra en el proceso de innovación, pasa de ser "objeto" de estudio a protagonista y "diseñador" del producto que va a consumir, del servicio que va a utilizar. El antropólogo observa y participa en la dinámica del grupo, aporta esa mirada diferente con la que observa los escenarios y ofrece su conocimiento "local", adquirido en el proceso de trabajo en grupo, para asesorar y diseñar servicios centrados en las necesidades reales del usuario.
Así que, antropólogos y ciudadanos... ¡a trabajar!