¿Quién no ha leído alguna vez su horóscopo? ¿Coincide lo que dice nuestro signo del zodiaco con cómo somos? Algunos psicólogos han buscado la base científica de esto.
Quien más o quien menos, por creencia o diversión, ha leído en alguna ocasión su horóscopo o la descripción de su carácter, gustos y demás rasgos de personalidad que define su signo del zodiaco.
Mucha gente dirá que realmente coincide. Algunos, de hecho, buscan a los amigos o pareja (o evitan a ciertas personas) en función de qué signo son porque están convencidos que la relación se va a basar en estas cualidad asociadas. Pero, ¿hasta qué punto esto es cierto? ¿Hay bases científicas que apoyen esto?
La rarología (ver post "¿Qué es la rarología?") ha estudiado las bases científicas de la astrología y los signos. Veamos dos de los experimentos que dan algo de luz sobre este tema.
El primero de ellos lo llevó a cabo Hans Eysenck, uno de los psicólogos más influyentes del siglo XX. En su análisis sobre la psique humana, Eysenck desarrolló un inventario de personalidad para medir dos de sus dimensiones más importantes, a su juicio:
Eysenck relacionó estos rasgos con los signos del zodiaco:
Con ayuda de un conocido astrólogo, Jeff Mayo, llevó a cabo un estudio con más de 2000 personas, que contestaron a su Inventario.
El resultado fue que existía una clara relación entre los rasgos psicológicos que mostraba el cuestionario y lo que el signo del zodiaco predecía. Desde la astrología se celebraron estos hallazgos como un claro apoyo científico.
Pero Eysenck dudaba. Pensó que el conocimiento astrológico de las personas que llevaron a cabo el experimento podía estar influyendo en los resultados. Así que decidió llevar a cabo otros dos estudios.
El primero lo realizó con personas que difícilmente podían saber nada sobre su signo: los niños. En este caso, los resultados reflejaban que no había ninguna relación entre el signo y los niveles de extroversión o neuroticismo.
Después, volvió a realizar el estudio con adultos, pero relacionando el conocimiento sobre astrología con los resultados obtenidos. Ahora, se vio claramente que quien más sabía sobre su signo, más se ajustaba a él.
De este modo, Eysenck concluyó que no es que nuestro signo nos defina, sino que acabamos actuando como se espera de nosotros, en función de lo que el zodiaco indica. Un caso más de profecía autocumplida.
El otro experimento al que hacía referencia fue realizado por el profesor Bertram Forer. Este psicólogo estadounidense describió el efecto Forer, también conocido como falacia de validación personal o el efecto Barnum.
Forer utilizó a sus estudiantes para hacer un experimento. Les pidió que contestaran a un test de personalidad y, después, le repartió a cada uno la descripción de personalidad basada, supuestamente, en sus respuestas. Cuando la tuvieron, les pidió que la leyeran y apuntaran en ese mismo papel, el nivel en que dicha descripción se ajustaba a como realmente eran, siendo 0: nada y 5: totalmente. Luego les pidió que levantaran la mano si creían que el test había medido bien su personalidad.
Prácticamente toda la clase acabó con la mano en alto, lo que sorprendió a Forer, ya que la realidad era que a todos les había dado la misma descripción. Para más datos, la descripción estaba construida a base de frases tomadas de las descripciones de los distintos signos, según un libro de astrología.
Así que una descripción generalista resultó que describía perfectamente al 87 de los alumnos, que habían puntuado un 4 ó 5.
Estos resultados han sido la base para muchos estudios posteriores, que demuestran que descripciones generales y vagas, sobre todo si incluyen aspectos socialmente valorados, son asumidas como propias por la gran mayoría de las personas.
Esto explica por qué casi todos nosotros pensamos que nuestro horóscopo nos define perfectamente. ¿No es así?
Para comprobarlo, aquí está la descripción que dio Forer. ¿En qué medida te podría estar describiendo a ti? Marca de 0 a 5.
Tienes la necesidad de que otras personas te quieran y admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad potencial que no has explotado aún. Hacia el exterior muestras disciplina y autocontrol, aunque tiendes a ser preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente; y de no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Pero encuentras poco sabio el ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable, y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser poco realistas.