Optimismo: tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables.
Hace ya tiempo que vengo leyendo en distintas publicaciones de RRHH artículos que hablan sobre optimismo. Si bien, al principio se comentaba el valor del optimismo como una mera curiosidad, sin mucho respaldo, ni fundamentación, hoy en día, se ha convertido en algo bastante serio que muchas organizaciones aplican y utilizan dentro de sus políticas de gestión, selección y formación.
Sin ir más lejos, este mismo mes en la revista de "Capital Humano" se publican dos artículos sobre la aplicación del optimismo en la empresa, uno de ellos, en una empresa Española.
El otro, sobre la aplicación del optimismo a selección. Al parecer, existe una herramienta: el optimismómetro (ya se que suena un poco a broma), utilizada ya para hacer selección en muchas compañías. Se basa en las investigaciones llevadas a cabo por el padre de la psicología positiva: M. Seligman. Seligman realizó un experimento en la aseguradora Metropolitan Life, con 15.000 personas que aspiraban a puestos de vendedores. El experimento consisitía en aplicar dos pruebas: una de aptitud y otra de personalidad que diferenciaba entre opitimistas y pesimistas. Tras la selección se contrató a 1.200 candidatos, clasificados en:
Se realizó un seguimiento durante 2 años y luego se comparó la productividad de los tres grupos, en base a un dato objetivo: ventas realizadas. Los resultados arrojaron que los más productivos habían sido los comandos especiales.
Este hecho debería darnos que pensar, ya que ninguna de las personas integrantes de este grupo superó las pruebas de aptitud, ni de conocimientos, sin embargo, en resultados objetivos, superaron en ventas un 26% al grupo de optimistas y de 57% al de los pesimistas. En circunstancias habituales estas personas ni tan siquiera hubieran superado el proceso de selección. Una gran pérdida para las compañias que los hubiesen excluido de sus proceso de reclutamiento.
El optimismo ayuda a superar y enfrentar las dificultades con ánimo y sobre todo con perseverancia, debido a la confianza que estos perfiles tienen en que las cosas pueden ir mejor, lo que sin duda aporta un gran valor a las empresas. Se centran en la parte positiva de personas y circunstancias y confían en las posibilidades futuras. Lo que resulta determinante en la forma de abordar y enfrentar distintos tipos de situaciones, retos, etc.
Aunque el optimismo se puede educar, desde luego, lo mejor para un empresa es buscarlo desde el principio, realizando procesos de selección que tengan en cuenta ya esta varible.
Otras empresas ya estan empezando a trabajar con el optimismo como una dimensión fundamental de la empresa, al punto de considerarlo casi como un valor cultural al que se enfocan distintos tipos de acciones y políticas. Tal es el caso de la empresa Gallega, R Cable y Comunicaciones, galardonada con el premio AEDIPE-Human Capital Humano por aplicar un modelo de Felicidad en el trabajo, con el objetivo de dotar a la organización de la ilusión y compromiso necesarios para hacer del trabajo algo más que un simple trabajo. (revista Capital Humano noviembre).
Desde luego me apunto a esta Filosofía.