Prohibir vs educar

Hace unos meses hablaba del Humanismo o de la falta de él. El concepto se me ha venido a la mente mientras pensaba en el consumo de ciertas sustancias, entre ellas el tabaco. Está demostrado que indirectamente mata y si no llega a ello, causa bastantes efectos nocivos tanto al que fuma como a los que están expuestos al humo. Esto hoy en día no es ningún secreto pero, aún sabiéndolo, alrededor 24 % de los adultos fuman en nuestro país.

Hace unas décadas fumar era signo de distinción y elegancia, sólo había que fijarse en las películas de la era dorada de Hollywood, galanes cigarro en mano y atractivas mujeres fumando a través de largas boquillas, muchos de nosotros cuando éramos niños simulábamos fumar a través de un lapicero e incluso se vendían cigarros de chocolate y por supuesto los adultos no mostraban ningún pudor a la hora de fumar delante de bebés o niños pequeños.

Hace dos días entró la ley de prohibición del tabaco, ya no se podrá fumar en bares, restaurantes, pubs, ni en los alrededores de colegios, hospitales o parques infantiles. Hay gran diferencia de opiniones a favor y en contra de esta ley, está claro que siempre hay cosas a favor y en contra, como no volver a casa apestando a cenicero tras salir a tomar unas copas o lo contentos que estarán aquellos que vivan encima de un bar o pub cuando la gente salga a fumar y les deleiten con conversaciones, risas y gritos a horas intempestivas.

Por eso lo que me sigue fascinando es que incapaces de auto controlarnos se debe recurrir a la prohibición, igual que se hizo en edificios públicos y puestos de trabajo. No sería cualidad del sentido común que nosotros mismos, como sociedad civilizada hubiésemos decidido hace tiempo no fumar en lugares cerrados, ni en nuestro puesto de trabajo, ni en casa delante de grandes y pequeños.

¿Qué pensáis vosotros? Y por cierto, ¡Feliz Año Nuevo!