Breve repaso de la figura del gran entrenador de baloncesto en Chicago Bulls y Los Ángeles Lakers a través de su libro “Canastas sagradas: lecciones espirituales de un guerrero de los tableros”.
La pasada noche del domingo 8 de mayo, Los Angeles Lakers, el equipo  ganador de las dos últimas competiciones de la NBA fueron derrotados en  las semifinales de su conferencia por una muy dolorosa serie de 4-0.  Cuatro partidos perdidos, ninguno ganados.
 
 Más allá de la noticia de que los todavía campeones no podrán revalidar  este año el título, hay otra noticia que los entusiastas de este deporte  encontrarán mucho más reseñable: el entrenador Phil Jackson firmó lo  que seguramente sería su último partido como entrenador de baloncesto.
 
 Para todos aquellos que desconozcan su figura, podemos adelantar en unas  breves palabras, que se trata del entrenador que más títulos ha  conseguido en toda la historia de la competición: 11 anillos -así es  como se denomina al trofeo logrado por el equipo vencedor-, una marca  increíble, más aún si le sumamos otros 2 anillos logrados durante su  época de jugador en los New York Knicks.
 
 Conociendo estos datos no es de extrañar que uno de sus apodos tome  prestado el nombre de la obra culmen del escritor J.R.R. Tolkien “El  señor de los anillos”. Su otro apodo, el que a mi modesto entender mejor  le define es el de “Maestro Zen”.
 
 Hace poco he podido acercarme a su figura y a su filosofía de vida y  trabajo a través de un libro que el mismo escribió y que fue publicado  en 1995, el mismo año en que Michael Jordan retornó a las pistas y  ganaron su 4º anillo: “Canastas sagradas: lecciones espirituales de un  guerrero de los tableros”.

 El libro nos presenta a un joven Phil Jackson educado dentro de las  costumbres de unos padres muy religiosos. Durante sus primeros  años como jugador de baloncesto profesional entra en contacto con  diferentes fuentes que le conducen a descubrir diferentes y nuevas realidades  como la filosofía de origen oriental, así como las enseñanzas y  tradiciones de algunas tribus nativas americanas. 
 
 Su acercamiento hacia estas diversas escuelas de pensamiento consiguen  darle una serenidad y espiritualidad que formarán ya por siempre parte  de su vida y que le orientarán en su manera de trabajar y de liderar  equipos. 
 
 Ya en su etapa de jugador, Jackson adoptó la costumbre de practicar la  meditación Zen antes de salir como una manera de focalizar y visualizar  sus objetivos. Para hacer campeones a los Chicago Bulls de Jordan y  Pippen solía reunirse con sus jugadores en una sala decorada por él a  modo de guarida en el que poder meditar todos y pensar como un conjunto,  y no de una manera individualista.
 
 Esta fue la clave de su triunfo: lograr que los jugadores más valiosos,  como Jordan, ayudasen a desarrollar el juego del resto de compañeros,  para que a su vez estos pudiesen ser también una parte importante dentro  del grupo: desarrollo lo que más tarde sería conocido como “el  desinterés de la acción”: la búsqueda del bien común por encima de la  gloria individual.
 
 Otra de las virtudes que le han distinguido como un gran entrenador es  que ha sido capaz de reconocer siempre cual ha debido ser su papel en  cada circunstancia, siendo cálido y humano con cada uno de sus  jugadores, intentando entender siempre sus motivaciones y  preocupaciones, y a su vez un líder con un duro carácter cuando alguna  situación poco propicia para el bien del conjunto así lo requería.
 
 El libro también nos presenta un acercamiento hacia una práctica del  deporte limpia y honorable, que quizás a día de hoy, en una sociedad  dónde en muchas ocasiones se ha hecho tan presente el “todo vale de  camino al triunfo”, alentado en muchas ocasiones por aficionados,  deportistas, entrenadores, dirigentes y periodistas deportivos. 
 
 En una sociedad donde solo vale y solo se reconoce el triunfo, todavía  se eleva una voz que nos habla de cómo se debe respetar al enemigo y ser  agresivo sin rabia o violencia; cómo vivir en el momento y mantenerse  calmadamente focalizado dentro de la niebla del caos, de manera que, de  nuevo el “yo” se convierte en el servidor del “nosotros”.
 
 Este libro de pensamiento inspirador te lleva hasta la mente del hombre –  pensador, de este entrenador, a medida que construye uno de los mejores  equipos de todos los tiempos y afronta el inevitable ciclo del cambio,  incluyendo el retorno triunfante de Jordan al baloncesto. “Canastas  sagradas” no es sólo una lectura apropiada para los aficionados al  deporte, sino que sus palabras tendrán efecto también en cualquiera que  esté interesado en el potencial del trabajo en equipo, la capacidad de  liderazgo y el desarrollo del espíritu humano.

 Puede que la amplía derrota sufrida por su equipo no sea el final dorado  que todo hombre acostumbrado a la victoria desea, pero si nos sirve  para una vez más poder contemplar la grandeza de su figura. Hubiera sido  muy sencillo ganar otro título más y retirarse entre vítores y  alabanzas, pero no ha sido lo que la historia nos ha deparado en esta  ocasión, en su defecto, Phil Jackson abandonó en la derrota el mundo del  baloncesto profesional con una amplia sonrisa en la boca, la misma  sonrisa que solo un hombre orgulloso de un trabajo bien hecho podría  lucir. Así pudimos contemplar que la grandeza de un hombre no solo se  demuestra en su manera de ganar, si no en la forma en que afronta las  derrotas: con el espíritu y el honor de un guerrero dentro del campo de  batalla de los tableros y las canastas.