El aprendizaje de una habilidad requiere de: prácticar, experimentar, observar los resultados y obtener feedback imnediado de la propia actuación.
Si pudiéramos preguntar a día de hoy a los responsables de formación qué opinan sobre la aplicación de la formación on-line para el desarrollo de habilidades, creo que la mayoría responderían que no la ven eficaz.
Parece que leer texto, ver vídeos y responder test ayudan a transmitir conceptos pero no son útiles para el desarrollo de una habilidad.
Sin embargo ya existen bastantes experiencias, incluso algunas de ellas implantadas en empresas de primer orden de nuestro país, que han utilizado el: "g-learning" para el desarrollo de habilidades como: negociación, gestión de conflictos, gestión del tiempo, con unos grandes resultados.
Este concepto hace referencia a la utilización de videojuegos para el desarrollo de programas formativos.
El desarrollo de una habilidad implica la oportunidad de practicar, de experimentar, de recibir feedback, de observar las consecuencias de las propias decisiones, etc. Es por este motivo que las sesiones presenciales de formación en habilidades se basan en el desarrollo de casos, role-playing, dinámicas, etc.
La cuestión que surge es si sería posible combinar las ventajas que supone la formación on line: flexibilidad, precio, estabilidad, accesibilidad, comodidad, etc, con las necesidades del aprendizaje de una habilidad.
Desde mi punto de vista los simuladores, aunque todavía supongan una realidad lejana en la formación de habilidades, ofrecen una gran ventaja con respecto a la formación presencial y es la posibilidad de replicar situaciones reales para que los usuarios ensayen, experimenten y practiquen repetidamente sin riesgo, ni coste y con la posibilidad de feedback inmediato en cada ensayo. Una formación presencial hoy en día, para que pudiera cumplir esta condición, tendría una duración amplia y un número de participantes tan reducido que la mayoría de organizaciones no pueden asumir.
Sin embargo, claro está, la moneda tiene cara y cruz. La cruz en este caso está vinculada con el cómo está diseñado y desarrollado el simulador para que consiga el objetivo pedagógico. Creo que en muchas ocasiones el problema es una cuestión de cómo se ha enfocado más que de utilidad real. Evidentemente un simulador de estas características supondría una inversión importante. Si bien una acción de formación básica replicada en toda la organización también supone una gran inversión.
Sé que muchos ahora estaréis pensando que no estáis de acuerdo en absoluto con formar en habilidades a través de la tecnología. Yo misma, hoy por hoy no lo veo, pero no por su utilidad, si existe un buen enfoque y un desarrollo acorde a unos objetivos formativos claros, sino porque creo que la realidad ofrece variantes que un simulador no puede emular, pero si creo que puede ser un pre y post entrenamiento muy eficaz, orientado hacia lo que en la actualidad todos buscamos, la transferencia real al puesto.
Poder analizar las consecuencias de nuestras acciones de forma instantánea y sin asumir riesgo tiene un gran valor pedagógico, aunque el desarrollo de habilidades a través del g-learning todavía tiene un largo recorrido.