Conocer los bloqueos y obstáculos con los que se encuentra la creatividad puede ayudarnos a superarlos y encontrar el camino de la autoexpresión.
¡Cuántas veces habremos dicho esta frase ante una situación determinada! En mi caso, han sido bastantes los momentos en los que la angustia ha empezado a apoderarse de mí y en los que, efectivamente, me he puesto blanca como la hoja de papel que tenía delante a la espera de que la acariciase con los fluidos trazos que bocetan una idea.
Sí, realmente es poco agradable enfrentarse a situaciones de bloqueo, en las que la energía se congela y no encontramos un modo de expresión ni un camino para el desarrollo de buenas ideas. Estas situaciones de bloqueo, de negación de la creatividad, nos provocan frustración y malestar, a veces generadas de antemano por una "autopremonición", ya que en ocasiones somos nosotros quienes con nuestros esquemas de pensamiento y actitudes hacemos realidad las concepciones que tenemos sobre nosotros mismos o sobre la situación a la que nos vamos a enfrentar (ponemos el parche antes de que se pinche la rueda) y efectivamente, la rueda acaba pinchándose. Ideas como "Yo no soy creativa", "Me voy a poner nerviosa", "Voy a hacer el ridículo" , "A mí se me da muy mal esto o lo otro"... nos hacen caer en nuestras propias trampas. Tenemos que darnos permiso a equivocarnos, a experimentar, a dudar, a caminar por terrenos pantanosos e inseguros y dejar de lado los estereotipos, no juzgar ni exigirse demasiado a uno mismo, desinhibirse, atreverse a cambiar, a desconfiar de lo racional y del perfeccionismo. Entonces estaremos adoptando una actitud abierta y podremos enfrentarnos a las barreras con las que se puede encontrar la creatividad.
Estos bloqueos tienen diferentes orígenes y han sido estudiados por diversos autores que, en líneas generales, los han clasificado en bloqueos cognoscitivos, bloqueos emocionales y bloqueos socio-culturales, y que enumero haciendo referencia a aquellos que M. Baños González recoge en su libro "Creatividad y Publicidad":