Quiero agradecer a los que me han facilitado el día a día durante el embarazo, a los quienes se han acercado a mí en la calle con gestos de solidaridad, y a mi empresa, que con su cultura de flexibilidad ha tenido en cuenta mis necesidades y me ha permitido ejercer mi trabajo con libertad.
Quizás hoy, queridos lectores, tenga en mi regazo a la criatura que ha ido formándose y creciendo en mi interior estos últimos 9 meses, que me ha acompañado cada día con sus movimientos y que ha ido ocupando más espacio en mi cuerpo y en mis pensamientos. Hoy comienza la semana 38 de mi embarazo, lo que significa que puede "venir al mundo" en cualquier momento (aunque ya está en él, ya tiene nombre, le hablamos y le cantamos con una voz nueva, aguda, con la que se habla a los niños, y con la que nos comunicamos con él a través de las paredes de mi piel). Estamos preparando su llegada, creando un espacio físico, y mental, donde comenzará a vivir su primera etapa de la vida. Esta experiencia de preparación mental para ser madre me hace pensar sobre cómo soy y he sido como hija, cómo me han educado mis padres, cómo me relaciono con ellos, qué me han enseñado que desearía transmitirle a mi hijo y cómo es la familia ideal con la que he soñado y que me gustaría construir junto a mi pareja. Lo más seguro es que sean sólo ideas, pensamientos, de modo que sólo cuando llegue el momento sepa con cuáles de sus enseñanzas me quedo, cuáles pongo en práctica y qué patrones familiares repito o reinvento. Ya hoy me siento cambiada, trato de anticipar las situaciones, me cuido al cruzar la calle y soy más asustadiza de lo que nunca antes he sido. Siento la responsabilidad de su presencia, la necesidad de protegerle con suavidad y cariño, como una loba que prepara su "madriguera" (¿tendrá su origen en la palabra "madre"?) para la crianza de sus cachorros.
No sólo yo trato de cuidar de mí, sino también lo hacen los que me rodean. Durante este tiempo, he sentido cómo la sociedad presta atención a las futuras mamás. Me emociona la solidaridad de las personas que me ceden su sitio para ir sentada en el metro, en el autobús o para no esperar en la cola del supermercado. Mis compañeros de trabajo se interesan por mí cada día y en mi empresa se ha tenido en cuenta esta especial situación, facilitándome la posibilidad de trabajar desde casa, demostrando tolerancia y flexibilidad laboral, lo cual es una cualidad digna de admirar en cualquier organización. Mi jefe sólo ha tenido palabras de alegría para mí, priorizando el embarazo por encima del trabajo y animándome a estar relajada para que nada me estrese y pueda influirme de forma negativa. ¿No es una gozada descubrir la calidad humana de algunas empresas, que en vez de generar temores te ponen el camino fácil para que puedas desempeñar tus tareas con libertad y compromiso? Gracias a Grupo FINSI por su empatía y calidez, por ponérmelo fácil y por hacerme sentir parte de esta ideología empresarial que motiva y confía en sus empleados.