Un error de percepción

Finalmente importa lo que se percibe, no lo que es.

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José Luis Bueno Blanco

Hemos hablado en muchas ocasiones del tema de la percepción ¿Es real la realidad? Depende. En todo caso es susceptible de ser interpretada. La verdad para cada uno es la sensación de que algo es verdad, no necesariamente un hecho contrastado.

Así pues, ¿una persona que honestamente cree en algo y lo comenta está mintiendo? Por supuesto que no. Pero por si acaso, deberíamos dejar siempre un margen a la duda.

Y para ilustrar este pensamiento os cuento una anécdota ocurrida en un sistema de cuestionarios que desarrollamos en nuestra plataforma elearning.

Uno de los sistemas para hacer cuestionario que tiene el campus está dirigido a realizar exámenes. En este sentido hay varias restricciones entre las que se encuentra la limitación del tiempo para responder y las preguntas aleatorias. Al alumno se le muestran 10 preguntas pero de una base de 30-40 preguntas. Con lo cual cada alumno tiene un examen diferente. Por rizar el rizo, hicimos que también las opciones de cada pregunta fueran aleatorias.

Así pues, si una pregunta tiene 3 opciones (a, b y c) cada vez que el alumno accede a esa pregunta, las opciones se muestran en un orden diferente: a-b-c, b-c-a, c-a-b... De esta manera, tienes que estar muy seguro de tu respuesta.

Una vez puesto en marcha, comenzamos a recibir incidencias en las que algunos alumnos afirmaban que el sistema les cambiaba la opción que habían elegido. Ellos señalaban, por ejemplo, la opción a y comentaban que cuando regresaban a la pregunta para repasar su respuesta, el sistema les mostraba la opción b, o la c, pero no la a que era la que habían supuestamente señalado. 

Física y objetivamente era imposible que el sistema cambiara la opción del alumno. ¿Qué estaba ocurriendo? Que ellos desconocían el hecho de que las opciones cambiaban de orden y si habían anotado su respuesta como a, siempre era la a, lo que ocurre es que en unas ocasiones les aparecía en la primera posición, otras en la segunda posición y otras en la tercera. 

Solamente los que estaban seguros de su respuesta no señalaban que el sistema fallaba. Porque reconocían su respuesta no por la posición que ocupaba sino por el contenido en sí.

¿Qué hicimos? Dejamos que las opciones siempre aparecieran ordenadas. Solamente eso. Desaparecieron las incidencias. No había cambiado nada, no había ningún problema real, simplemente una cuestión perceptiva inesperada que se interpretaba como un error incluso en contra se sus propios conocimientos: "No recuerdo qué opción he elegido pero si la posición en la que estaba". Cambia la posición, ha cambiado mi opción.

Finalmente importa lo que se percibe, no lo que es.

 

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