Las manias están asociadas a ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son vividos como exagerados o sin sentido. La persona que los experimenta realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo. Es entonces cuando se ponen en marcha las conductas compulsivas encaminadas a reducir la ansiedad motivada por la obsesión.
Contar una y otra vez objetos, baldosas, coches, farolas, semáforos, etc, comprobar repetidamente que las cosas están en el orden deseado, verificar una y mil veces que la puerta o la llave del gas está cerrada, lavarse las manos repetidamente, vestirse siempre en el mismo orden, son algunas de las manías más comunes.
La clave para saber si una manía es una rareza, o si es algo más serio, está en identificar cuánto de frecuentes y numerosas son. Si son muy numerosas o muy frecuentes estaríamos hablando de un autentico problema de comportamiento, que puede convertirse en una verdadera esclavitud para la persona que la padece.
Existen casos en los que el tiempo que consume el ritual o la manía en tanto, que la persona se encuentra literalmente incapacitada para llevar una vida "normal".
Los psicólogos no hablan de manías, que es un término más coloquial, sino que hablan de rituales. Este tipo de comportamiento es característico de personas que padecen un trastorno denominado: obsesivo compulsivo. Este trastorno se caracteriza porque la persona experimenta un estado de ansiedad o nerviosismo que a su vez desencadena toda una serie de pensamientos, sentimientos, sensaciones e ideas recurrentes, denominadas obsesiones, así como comportamientos que "deben efectuarse" sin que exista razón aparente, denominados compulsiones. Las personas con este trastorno llevan a cabo sus compulsiones (lavarse las manos, contar, ordenar, etc) como mecanismo de reducción de la ansiedad provocada por los pensamientos previos del tipo: "algo malo va a suceder sino hago tal cual cosa" , "estoy contaminado, sucio"...
Las manias están asociadas a ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son vividos como exagerados o sin sentido. La persona que los experimenta realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo. Es entonces cuando se ponen en marcha las conductas compulsivas encaminadas a reducir la ansiedad motivada por la obsesión.
Por ejemplo, una persona puede tener una obsesión de contaminación, todos su pensamientos se dirigen a detectar posibles fuentes de contaminación, dependiendo del grado, cualquier cosa que toquen o alguna cosa en concreto, es una fuente de contaminación, como el hecho de una posible contaminación, suciedad, etc, les genera mucha ansiedad/angustia/nerviosismo la forma de reducirla es lavarse las manos o la "zona contaminada" una o mil veces.
Algunas de las "manías" o rituales más frecuentes son:
Muchos de nosotros nos preocupamos por algunas de las cosas que aparecen en la lista anterior. La diferencia entre una preocupación y una situación problemática la podemos establecer en que en el primer caso es algo que nos incomoda pero no supone una situación de tensión o estrés, como si ocurre en el segundo caso que provoca en la persona que la experimenta una gran tensión, angustia, enfado hasta que no puede llevar a cabo el ritual o la manía (lavarse, contar, ordenar, etc). El problema comienza cuando llevar a cabo el ritual se convierten en una necesidad imperiosa, incluso más allá de la propia voluntad, problema no solo para quien la padece, sino también para quienes conviven con esa persona.
Normalmente no suele haber sólo un ritual sino que poco a poco van incorporándose nuevos.
El diagnóstico del trastorno obsesivo compulsivo suele correr a cargo del psicólogo o psiquiatra, quien entrevista al paciente para conocer sus síntomas, además de que puede realizar un examen físico para descartar posibles causas de tipo orgánico, así como cuestionarios que permitan hacer una detección precisa y determinar el tratamiento.
Aunque las causas de este trastorno no se han identificado con claridad, el abordaje requiere, por lo general, de la administración de medicamentos antidepresivos y psicoterapia, encaminada a enseñarle al paciente a reducir la ansiedad, resolver conflictos internos y encontrar métodos efectivos para controlar el estrés. También es posible que este tratamiento se dirija a exponer al paciente en forma repetitiva a toda situación que desencadena la tensión pero con asesoría especializada, de modo que aprenda a resistir la urgencia de llevar a cabo sus "manías" o rituales. Además, es posible enseñar a frenar pensamientos indeseados y centrar la atención en el alivio de nerviosismo e inquietud.
Hay muchos comportamientos de este tipo, como la obsesión por la limpieza, el orden, etc que desde fuera y sin un concocimiento pueden ser muy bien percibidos, pero cuidadado, por que hay personas que son auténticos esclavos de sus obsesiones. El ser humano es un ser de hábitos y costumbres sin embargo como recomendación general no nos viene mal a ninguno, de repente, hacer algo de una forma totalmente diferente a cómo lo venimos haciendo habitualmente, a ver qué pasa!!!!