¿Cómo ves las cosas? ¿Cómo aprendes? ¿Cómo te relacionas? ¿Qué te gusta hacer?... Todo depende del lado del cerebro que uses.
Vamos a hacer un experimento: mira la foto y describe lo que estás viendo.
¿Qué es exactamente lo que has visto? ¿Quizás una chica sentada en un sillón leyendo una revista con un hombre abrazado a su cuello? ¿O tal vez un hombre sentado leyendo un periódico con una chica que le abraza?
Como habrás podido comprobar, esta imagen genera una ilusión óptica que permite que la escena se pueda interpretar de un modo u otro. En las ilusiones ópticas participan tanto los órganos directamente relacionados con la vista como el cerebro. Depende del tipo de ilusión óptica, los efectos pueden deberse, por ejemplo, a una sobreestimulación en los ojos, a una interpretación errónea de la información por parte del cerebro por la ambigüedad generada, etc. El resultado final, en cualquier caso es siempre el mismo: pensamos que estamos ante algo que realmente no es tal y como creemos que es.
En el caso de la imagen anterior, por ejemplo, el efecto depende en gran medida del lado de cerebro que usemos preferentemente. Como sabéis, nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios que están "especializados" en aspectos distintos. Aunque ambos hemisferios están conectados y normalmente se usan áreas de los dos simultáneamente para las actividades que estamos realizando, sí es cierto que existe una tendencia específica en cada persona a la hora de usarlo.
Esta tendencia está relacionada tanto con la eficacia en la tarea concreta como en las características generales que definen a la persona. Desde el hecho de ser zurdos o diestros (hay que tener en cuenta que es el hemisferio derecho es el que rige el lado izquierdo del cuerpo y viceversa) hasta la forma de pensar y actuar, ya que cada hemisferio procesa la información de un modo diferente y favorece distintos modos de pensar. Así, hasta el modo en que nos relacionamos socialmente depende de la dominancia de un hemisferio u otro.
El hemisferio izquierdo es el analítico y lógico. Es el que se encarga de analizar las partes de un todo, el que trabaja con símbolos (matemáticos, musicales, lingüísticos...) y funciona de modo lineal (pasito a pasito). Por lo tanto, es el hemisferio que mejor procesa la información verbal y matemática. Este hemisferio se rige por detalles y datos concretos, se centra en el pasado y presente.
El hemisferio derecho, sin embargo, se dedica a la síntesis ya que es el que se encarga de buscar y construir relaciones entre partes separadas. Para ello, procesa la información simultáneamente, de forma paralela. Su funcionamiento se basa en información visual y espacial, y apenas utiliza el lenguaje. Es más intuitivo y holístico, ya que procesa la información de forma global. Por lo tanto, al estar relacionado con el pensamiento divergente, es más creativo ya que puede ir más allá de los patrones convencionales y crear soluciones alternativas. Este hemisferio se asocia más al presente y al futuro, a las creencias, la imaginación, los símbolos, las imágenes y el espacio. Y también a las emociones.
Según esto, una persona en la que predomine el hemisferio izquierdo:
Sin embargo, una persona en la que predomine el hemisferio derecho:
Como hemos dicho, todos (a no ser que exista una lesión) usamos ambos hemisferios, sobre todo si la tarea es compleja. De hecho, cuanto más capaces seamos de integrar el funcionamiento de ambos, mejores serán nuestros resultados ya que demostraremos más flexibilidad y efectividad. Pero todos tendemos a usar más un lado que otro.
¿Quieres saber qué hemisferio usas tú preferentemente?
A lo largo de los años se ha usado erróneamente la ilusión óptica creada por Nobuyuki Kayahara en el año 2003 para saberlo. La pregunta era sencilla: ¿hacia qué lado ves girar a la bailarina?
Supuestamente, si la veías girar en el sentido de las agujas del reloj era porque estabas utilizando el hemisferio derecho. Sin embargo, si la veías girar hacia el sentido contrario de las agujas del reloj, era el lado izquierdo el que estabas usando.
Lamentablemente, parece que el hecho de verla girar en un sentido u otro depende más de la capacidad perceptiva que de la dominancia cerebral. Es el ángulo de visión lo que más peso tiene para determinar cómo va interpretar el cerebro el giro. La mayor parte de las personas la ven girar en el sentido de las agujas del reloj porque nuestro sistema visual suele optar por interpretar que está viendo la figura desde arriba.
Un mito más que se va a pique. Una pena, porque era una forma sencilla y divertida para averiguarlo.