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Grupo Finsi Comunicación

Algunas personas prefieren tener pocos amigos pero muy íntimos, mientras que otras se decantan por ampliar su círculo social, aunque las relaciones sean más superficiales. Esto depende en gran medida de la personalidad de cada uno y de sus circunstancias individuales. Pero, además, los expertos han visto que la estrategia más adecuada para tejer una red social depende de las condiciones socioeconómicas.

Shigehiro Oishi de la Universidad de Virginia y Selin Kesebir de la London Business School han publicado dos estudios en la revista Psychological Science sobre los beneficios de las estrategias a la hora de establecer nuestras redes sociales.

En el análisis llevado a cabo en Estados Unidos se reveló que el principal motivo por el que las personas de este país tenían muchos amigos era porque allí la gente cambia mucho de residencia. Así, si un amigo se marcha, el tener muchos más se minimiza la pérdida. Además, al existir unas condiciones económicas favorables, los amigos tienen menos probabilidades de necesitar ayuda, por lo que una red social cercana que nos pueda echar un mano resulta menos necesaria.

Con estos aspectos en mente, Oishi y Kesebir predijeron que una red social amplia es una estrategia adecuada para personas que se encuentran en un contexto económicamente favorable y con mucha movilidad. Por el contrario, para las personas en contextos económicos menos favorables, con altas probabilidades quedarse en el mismo lugar, tener pocos amigos pero más íntimos resultaría una estrategia más ventajosa.

En un primer estudio, los autores crearon un modelo que simulaba los beneficios que las personas recibían de su red social en varias circunstancias socioeconómicas distintas. Del mismo modo, fueron capaces de simular personas con diferente número de amigos y nivel de relación.

Como predijeron, tener una red social pequeña pero con lazos fuertes resultó ser más ventajoso en los casos en los que es más probable que los amigos se queden y la situación económica es inestable. Por otro lado, independientemente de la situación económica, si es posible que los amigos se vayan, lo mejor es que la red sea lo más amplia posible.

Después de esta simulación, Oishi y Kesebir realizaron un estudio para comprobar si estos datos se mantenían en el mundo real. En este estudio participaron 274 americanos que rellenaron una encuesta que estaba diseñada en paralelo a la simulación inicial realizada.

Los encuestados tenían que listar tres tipos de amigos: íntimos, cercanos y lejanos. Para determinar la estrategia social de los participantes, los investigadores les pidieron que imaginaran que su tiempo, energía y dinero estaban limitados a 60 puntos que tenían que distribuir entre esos tres tipos de amigos.

También evaluaron el bienestar percibido de los participantes a través de tres aspectos: satisfacción general en la vida, experiencias que conllevan emociones positivas y ausencia de experiencias que conllevan emociones negativas.

Después, mediante los datos de censo, obtuvieron datos para determinar su movilidad y renta media.

Los resultados confirmaron los obtenidos con el primer estudio: las personas que se encontraban en zonas con una renta más baja y menos posibilidad de moverse mostraban un mayor bienestar si disponían de una red social más pequeña pero más íntima. Por el contrario, los que mostraban un mayor bienestar con una red más amplia pero menos íntima eran los que se encontraban en las otras tres situaciones: renta baja pero muchas posibilidades de movilidad y rentas altas, con más o menos movimiento.

Por lo tanto, los investigadores concluyen que la situación económica actual de recesión podría dar un vuelco al tipo de redes sociales que las personas establecen.

 

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