Acostumbrarse a ganar

Hace unos días comenzó la Copa de las Confederaciones, un torneo internacional de fútbol donde compite la Selección Española junto a otras selecciones del mundo.

Es indudable que nos encontramos ante la mejor generación de futbolistas de todos los tiempos y una de las mejores a nivel mundial, capaces de obtener consecutivamente una Eurocopa, una Copa del Mundo y otra Eurocopa.

Esto no está al alcance de cualquiera, mantener está hegemonía nivel mundial sigue asombrando a la gente, porque es evidente que con trabajo y algo de fortuna se puede crear a un equipo campeón que gane un torneo, pero lo verdaderamente complicado es mantenerse ahí arriba con la presión del resto de equipos que hay debajo y que desean ocupar su puesto.

Hace unos días, Andrés Iniesta, jugador del F.C. Barcelona y uno de los mejores jugadores de nuestra selección y, por qué no decirlo, del mundo, ante la pregunta de los medios sobre la posibilidad de que la Selección Española dejase de ganar títulos respondió lo siguiente:

"Todo el mundo desea ganar siempre porque es para lo que entrenamos y trabajamos. Es el objetivo que tenemos, pero es cierto que cuando has ganado mucho estás más cerca de perder que de volver a ganar".

Y es que las ganas de los futbolistas por llegar a ser los mejores es un poderoso motivante, pero no debe ser fácil permanecer motivado cuando ya lo has ganado todo, además, cuando el foco de la popularidad se ha centrado sobre ti, muchos otros equipos habrán tenido tiempo de estudiar y de intentar reproducir la manera de jugar del campeón y, mucho más importante, la manera de contrarrestar sus tácticas para poder vencerles. Parece normal pensar que otro equipo que está al acecho, desprovisto de presión, podrá ser el nuevo campeón.

Nuestra selección actual posee una generación de jugadores de verdadero talento, que tal vez por si solos podrían haber obtenido algún éxito, pero para que este éxito se mantenga en el tiempo debemos buscar la clave en un elemento estabilizador del grupo: su técnico, el Seleccionador Nacional Vicente del Bosque.

De Vicente del Bosque se han escrito muchísimos artículos, y sería muy complicado poder aportar aquí alguna de sus virtudes que no se conozcan, hombre de fútbol, exitoso ex-jugador del Real Madrid y la Selección Española, tranquilo, sosegado, educado, siempre con una sonrisa en la boca. Muchas veces, alguno de sus detractores le han acusado de ser "un padre" para sus jugadores, pidiendo un poco más de mano dura para ellos.

Quizás ese defecto que le atribuyen algunos, sea una de sus grandes virtudes, porque a fin de cuentas, desgranando la situación, nos encontramos con un grupo de personas jóvenes, estrellas admiradas por todo el mundo, con unos salarios muy altos, en muchos casos han tenido que sacrificar parte de su educación académica o no han sabido compaginarla con su trabajo...

Algunos entrenadores "estrella" que ya no entrenan en nuestra liga han logrado grandes éxitos en otros países, aplicando técnicas motivacionales donde se implica al jugador de tal manera que llegue a pensar que el resto del mundo está contra él, contra sus compañeros y contra su equipo.

La cohesión lograda en el equipo suele ser buena, pero el riesgo de conseguir que realmente el resto de equipos y aficionados manifieste cierta animadversión ante un equipo que parece que siempre juega enfadado. Además, la continua presión con la que se trabaja en todo momento hace que la mínima fisura en el compromiso de alguno de los jugadores puede desembocar en una pequeña guerra dentro del vestuario que terminará con la unión que se había pretendido construir.

Vicente del Bosque propone la otra vía, quizás una no tan espectacular ni que le garantice minutos en las televisiones y portadas en los periódicos por unas polémicas ruedas de prensa. Nunca le veremos subir el tono de voz ni una cara desencajada. Ha convertido la educación y el saber estar en su seña de identidad.

Han pasado varios y el Seleccionador ha seguido utilizando una táctica muy similar al que usaba su predecesor en el cargo: Luis Aragonés, han entrado nuevos jugadores a los que ha sabido darles paso a paso para que asimilen métodos y se vayan acomodando sin que el equipo se resienta por los cambios, ha sabido manejar con mano firme, una posible fractura en el equipo provocada por las rivalidades entre los jugadores convocados de dos clubes diferentes, animadas por uno de esos llamados "entrenadores estrella" y engrandecida por los medios de comunicación, y tantas y tantas otras cosas a las que saber enfrentarse y reponerse...

Quizás por todo ello es a día de hoy el entrenador más premiado y más respetado por sus colegas, prensa y aficionados.

Nada es eterno, llegará otro entrenador diferente, con jugadores diferentes, desde un paí diferente, atinarán con la tecla exacta y nos ganarán, y dejaremos de ser los mejores. Quizás sea entonces cuando debamos echar la mirada atrás y valorar los méritos obtenidos por este equipo y aprender de ellos, poner en marcha cada día en nuestros trabajos. Al fin y al cabo, da igual el ámbito en que nos encontremos, todos los equipos buscan los éxitos, la grandeza y aprendiendo de los mejores estaremos siempre un pasito más cerca de lograr todos nuestros objetivos.