Mi intuición

Todos nosotros tenemos un conocimiento puro y capaz de nosotros mismos, de los otros y del universo. Este conocimiento aprendido de la experiencia nos hace llegar la valiosa herencia de nuestra familia, pueblo, país, sociedad y de toda la especie humana. Somos naturalmente sabios, esto se haría más evidente si no nos distrajéramos tanto con lo que no es verdaderamente importante. Sólo con parar nuestro "ruido mental" y escuchando nuestro cuerpo con más atención, nos daríamos cuenta de que tenemos mayor certidumbre de la que pudiera parecer sobre aquello que nos atañe.

Recientemente acudí como participante a un maravilloso curso de desarrollo personal llamado "Asume tu poder". El curso era impartido por Fernando Sampedro, experto en neurociencia y uno de los pioneros en aplicar conocimiento de PNL en el ámbito comercial en nuestro país cuando aún no se hablaba de ello.

Uno de los trabajos que realizamos durante el curso fue precisamente identificar nuestro patrón de intuición. Sencillamente debíamos tomar conciencia de nuestra intuición como estado referente. Es decir, teníamos que identificar momentos de nuestra vida en los que nuestra intuición había funcionado bien y después reconocer qué tenían en común esas situaciones entre sí, cómo había sucedido nuestra intuición en cada una de esas ocasiones y si respondían a un patrón.

Para mí fue sorprendente descubrir que efectivamente tal patrón existía. Me di cuenta que cada vez que había tomado una decisión intuitiva en mi vida esta había acontecido del mismo modo. Mi cabeza y mi discurso apuntaban en una dirección, parecía tener algunas cosas claras y de pronto, y con aparente ligereza, me venía el impulso de hacer algo diferente y contradictorio. En casi todas las ocasiones esa nueva opción o dirección ya había captado mi atención anteriormente, pero de forma apenas consciente. Pondré un ejemplo.

Al terminar mi licenciatura en psicología decidí hacer una Master en Psicología Clínica por la Universidad de Granada. Durante meses comuniqué a todo mi entorno que el año siguiente estudiaría en Granada. Me informé sobre la ciudad, contacté con los Jefes de Estudio del Master, hice mis cálculos, todo planificado. Tiempo antes alguien me había hablado de otro Master en Madrid, en CINTECO. Había muchos alumnos interesados. Lo había desestimado desde el principio, creía no me apetecía Madrid. Esto es lo que yo tenía consciente pero algo ya estaba trabajando en mi interior.

Por casualidad estaba en Madrid el día en que realizan las entrevistas de admisión en CINTECO. Concerté una entrevista, "por probar" les decía a mi familia y amigos cuando se extrañaban de ese quiebro. "¿No tienes plaza en Granada?", preguntaban. Al salir de la entrevista ya sabía, sin saberlo, que me quedaría a estudiar, a trabajar y a vivir en Madrid.

Este mismo patrón siguen todas mis intuiciones: el día anterior estoy diciendo blanco pero de pronto hago algo que apunta justo en la dirección contraria, como sin intención y  de pronto esa nueva opción, el negro, se impone de manera natural, lo siento como una certidumbre absoluta aunque desde fuera parezca voluble. Este es sólo mi caso. Los síntomas por estar desconectados de ese estado referente de intuición son: Físicos: incertidumbre motora, poco movimiento psicomotor, cohibido... Emocionales: tensión, preocupación obsesiva, infravaloración, desconfianza... Mentales: dar más validez a normas externas y opiniones ajenas que a las propias intuiciones, baja confianza en el criterio propio... Energéticos: desenraizado, sin derechos... Para reconectar con ella anotad diez momentos en los que vuestra intuición haya funcionado. Identificad ese estado interior como estado referente o de referencia, fijadlo en vuestro cuerpo, daos cuenta de cómo se siente. Descubrid el patrón común para reconocerlo cuando vuelva a parecer. Ancladlo pues al fin y al cabo lo natural sería estar conectados a esa rotunda sabiduría pero con tanto jaleo...