Cuando tomamos decisiones utilizamos heurísticos para reducir la complejidad y simplificar la toma de decisiones.
A lo largo del tiempo han ido apareciendo diferentes corrientes de pensamiento que explican la forma en que tomamos decisiones.
Por un lado están las teorías con enfoque económico que nos dicen que tomamos decisiones de forma exclusivamente racional, conscientes de la alternativas posibles y evaluando ventajas e inconvenientes de las distintas opciones. Este enfoque ha recibido numerosas críticas, ya que no siempre actuamos de forma tan racional, de hecho, en la mayoría de las ocasiones, evitamos tomar decisiones de forma racional. Estamos condicionados por las actitudes, hábitos, habilidades, valores, conocimientos. A pesar de los cuestionamientos y evidencias en contra, este modelo sigue estando plenamente vigente. Esta teoría se centra en el aspecto racional puro, pero el ser humano es muy poco racional en multitud de ocasiones. Por otro lado, la aplicación estricta de este modelo, implicaría unos procesos de toma de decisiones excesivamente lentos, valorando los pros y contras de las distintas alternativas de forma continua.
Elliot Aronson, reconocido por ser uno de los 100 psicólogos más influyentes del siglo XX enuncia los siguientes atajos heurísticos.
Entendemos por atajos heurísticos: atajos mentales que nos permiten reducir la complejidad a la hora de tomar una decisión evitando, pensar mucho.
Heurístico representativo: se basa en la similitud de un rasgo entre dos cosas para inferir otros rasgos. Un objeto caro es bueno, en el caso de otro objeto que fuera caro también, aunque desconocemos su calidad, por asimilación, concluimos que es bueno también.
Heurístico de disponibilidad: se basa en hacer juicios generales en función del último caso particular recordado. En este caso obviamos información de la que disponemos para obtener una conclusión en función del último dato. La última vez que pedí ayuda a un compañero me dijo que no disponía de tiempo ya estaba ocupado en otras cosas, en muchos casos cuando nos piden opinión sobre el, tendemos a situar dicha información por delante de otras disponibles previamente, y podemos llegar a concluir, por ejemplo que:".... está demasiado ocupado y no suele prestar ayuda cuando se la pides".
Heurístico de actitud: una actitud implica una creencia sobre algo o alguien e incluye elementos emocionales, comparativos y evaluativos. Este heurístico nos lleva a generar expectativas, deducciones o juicios con respecto a alguien o algo, a partir de una actitud, una predisposición adoptada con respecto a ese algo o alguien. No nos decidimos en base a la realidad o datos tal cual son, sino en base a nuestra valoración y predisposición.
Heurístico de anclaje y ajuste: consiste en sesgar el juicio hacia un valor o dato tomado parcialmente o al azar. A la hora de tomar una decisión lo hacemos en función de un hecho, dato o valor que resulta más relevante para nosotros, obviando otra información significativa. Por ejemplo, si vamos a comprar un coche, podemos decidir en función de: estética, marca, precio, consumo, capacidad, etc, tomamos un criterio para decidir y obviamos los demás.
El profesor de psicología Anthony R. Pratkains de la universidad de California identificó algunas situaciones en las que solemos utilizar dichos heurísticos:
De la investigación y de los trabajos de expertos se desprende el gran peso que el componente de experiencia emocional e histórico personal tiene a la hora de tomar decisiones, frente a los procesos racionales, que solemos evitar.