Se denomina micromanagement a un estilo de dirección en el que el jefe supervisa y controla exhaustivamente a sus colaboradores. Básicamente, el superior se dedica a revisar aspectos excesivamente puntuales y concretos del trabajo del empleado, centrándose más en aspectos triviales en lugar de mantener una perspectiva global necesaria para llevar a cabo un liderazgo eficaz del equipo.
De este modo, el micromanager deja de lado sus funciones de liderazgo y gestión para dedicarse a revisar aspectos muy concretos de las tareas, lo que supone, en muchos casos, un aumento de la burocracia y obliga a constantes revisiones y modificaciones del trabajo realizado. Además, se convierte en un cuello de botella, impidiendo el logro de los objetivos del equipo.
Por lo tanto, un micromanager es una persona que:
Este tipo de gestión de personas tiene un impacto negativo en la organización porque genera duplicaciones del trabajo y hace difícil, en muchos casos, poder sacar adelante las tareas. Los colaboradores sienten que están "vigilados" y que no se confía en su trabajo y esto llega a minar su motivación y autoestima. Se genera en ellos indefensión aprendida ya que tienen la sensación de que "hagan lo que hagan estará mal".