A veces es difícil tomar una decisión. A pesar de las técnicas existentes que podemos poner en marcha para intentar optar por la mejor alternativa, hay casos en los que nos sentimos perdidos.
Puede que no nos ayude a decidir lo mejor, pero al menos, si queremos estar seguros de evitar decisiones más emocionales que racionales, debemos disminuir la intensidad de la luz.
Un estudio llevado dirigido por Alison Jing Xu de la Universidad Scarborough de Toronto y Aparna Labroo de la Universidad de Northwestern, Illinois, ha analizado los efectos de la luz en la respuesta emocional.
En los estudios previos que han analizado ya se habían reportado que las personas se sentían más optimistas sobre el mercado de valores y manifestaban un mayor bienestar general en días soleados mientras que, por el contrario, cuando se daban varios días seguidos nublado aparecían sentimientos depresivos.
Pero parece que no se trata tanto de sentirse bien o mal como de que los altos niveles lumínicos nos hacen sentir las emociones más intensamente.
Así, se ha visto, que cuando las personas del experimento se encontraban en habitaciones muy iluminadas eran más propensos a elegir alitas de pollo con una salsa muy picante, pensaban que el protagonista de un programa de ficción era más agresivo, encontraban más atractivas a otras personas y se sentían mejor ante palabras positivas y mucho peor ante las negativas. Hasta acaban bebiendo más de un zumo supuestamente más delicioso frente al menos apetecible.
Según la profesora Xu, el efecto de la luminosidad sobre nuestro sistema emocional puede estar relacionado con el hecho de que lo percibimos como calor, y la percepción de calor dispara nuestras emociones.
La mayor parte de nuestras decisiones las tomamos en lugares luminosos, pero los investigadores nos recomiendan atenuar la luz para ayudarnos a tomar decisiones más racionales y favorecer las negociaciones.
Del mismo modo, habría que ajustar la intensidad lumínica en lugares comerciales en función de lo que queramos vender. Así, productos como flores o anillos de compromiso, comprados en función de factores emocionales, requerirían de luces intensas.