Sabías que...?

La psicóloga Angelina R. Sutin, del Florida State Universtiy College of Medicine Health llevó a cabo un estudio en el National Institute of Agin (NIA). Ella y sus colaboradores predijeron que las personas del mismo cohorte de edad habrían vivido experiencias similares que habrían determinado su forma de evaluar la felicidad y el optimismo. De este modo, las personas nacidas en una misma franja de edad seguramente reportarían un sentimiento de bienestar similar.

Para confirmar esta predicción se llevaron a cabo dos estudios longitudinales a gran escala analizando los datos de varios miles de personas durante más de 30 años. De este modo, se revisaron más de 10.000 informes sobre bienestar, salud y otros factores.

Los datos arrojaron los siguientes resultados: los adultos de más edad señalaban unos niveles de bienestar menores que los más jóvenes o las personas de mediana edad.

Pero cuando analizaron los mismos datos teniendo en cuenta los cohortes de nacimiento se mostró una tendencia diferente: el nivel de satisfacción incrementaba a lo largo de la vida de las personas. Todos los cohortes mostraban progresivos incrementos. Y esta tendencia se mantenía independientemente de otros factores como la edad, sexo, raza, educación...

Cuando se descubrió esto, la explicación resultó ser bastante simple: el bienestar incrementa con la edad, pero las personas de más edad, nacidas entre 1885 y 1925, partieron de niveles más bajos de bienestar en comparación con los nacidos más recientemente. Esto era porque estas personas vivieron durante la Gran Depresión, por lo que su nivel de bienestar era menor que aquellas nacidas en momentos de mayor prosperidad económica.

Este descubrimiento, obviamente, podría tener grandes implicaciones en las generaciones actuales, que van a crecer en medio de una crisis económica importante.