La legislación vigente, obliga a las empresas de más de 50
trabajadores a tener en plantilla un 2% de personas con discapacidad física, o
bien si no se alcanza dicha cifra, se puede solicitar de manera extraordinaria
una autorización administrativa que le permita cumplir con la norma a través de
las así llamadas "medidas alternativas". El incumplimiento de esta norma está
considerado como una falta grave y lleva consigo la consiguiente sanción
económica.
Una empresa socialmente responsable en materia de discapacidad
física, debería ir más allá de esta obligación legal y plantearse mejoras en
sus plantillas.
En una época donde las empresas a duras penas consiguen
alcanzar este porcentaje y cuando lo consiguen habitualmente es en puestos de
baja responsabilidad, nosotros nos queremos hacer eco de una empresa
especialmente responsable con el colectivo de discapacitados físicos. Este es
el caso de FNAC. Esta empresa, dentro de su política de ser consecuente con su
filosofía, trabaja con el colectivo de minusválidos, hasta tal punto que
demostrando su compromiso social, dentro de su cúpula directiva cuenta con un
director de tienda con una minusvalía física.
La empresa actual opera en un entorno complejo, dinámico y
global donde, independientemente de su dimensión, cualquier actuación que
realiza influye sobre distintos agentes con los que mantiene relación:
clientes, proveedores, inversores, empleados, medios de comunicación,
competidores, etc.
El ejemplo de FNAC demuestra la visión estratégica de esta
ensena ya que este colectivo aporta un beneficio a la empresa no sólo
subjetivo, ya que son muy valorados por los clientes, sino también económico: trabajan
bien, saben hacer y están más motivados, y esto en definitiva se transmite al
cliente final. Derivado de su visión positiva, son factor de cambio y
motivación para otros empleados, incrementando la productividad del resto de
trabajadores.