Lunes. No son aún las 8:00 a.m. Suena el despertador. Me levanto y como un zombi llego a la ducha. Sintiéndome un poco más persona salgo, me visto y levanto la persiana. Ya lo habían advertido en la radio: un día más de lluvia. Como mucha gente, estoy ya más que aburrida de tanta lluvia. Es verdad que es necesaria, que hay menos alergias, que el campo estará precioso en primavera... pero ya cansa. No a todo el mundo, claro. Conozco gente a quien le gusta la lluvia y los días grises. Se pongan como se pongan, va contra natura, porque la luz es vida. No sólo para las plantas, también para nuestro estado de ánimo. Ya está más que demostrado que nuestro humor depende de la luz. Y para muestra, la luminoterapia. La serotonina, ese neurotransmisor que regula la ira, el sueño, el apetito, el deseo sexual... y, sobre todo, el humor, depende en gran medida de la cantidad de luz que recibimos. Y, la verdad, este invierno, luz, lo que se dice luz, poca hemos tenido.
Pero por suerte o por desgracia, no todo en esta vida depende de aspectos meramente fisiológicos. El ser humano dispone también de su pensamiento para regular sus emociones. Por suerte a veces y por desgracia en muchas otras ocasiones. Porque, como ya sabemos, la mayor parte de nosotros no somos capaces de controlar nuestros propios pensamientos, esos que nos hacen sufrir más que la realidad misma.
Pero en ocasiones (raras quizás, pero no por ello menos importantes) nuestro pensamiento da la vuelta a las cosas y, a pesar de un día gris y lluvioso, conseguimos sentirnos positivos. Ya hablamos de ello en un post anterior (El poder de la palabra). Unas frases, unas simples frases, pueden hacer que de pronto nos sintamos mejor.
Hoy es viernes, así que lo tengo más fácil porque en general en este día de la semana casi todos estamos de mejor humor. Pero aunque sea viernes quiero compartir con vosotros unas frases de esas que nos pueden iluminar un poco un mal día.
Si hoy, por ser viernes o simplemente porque te has levantado con el pie bueno, te sientes bien, estas frases a lo mejor no te dicen mucho. O, por el contrario, te hacen sentir aún mejor, quién sabe. Pero haz un experimento. Espera a un mal día, uno de esos en los que piensas que hubiera sido mejor no levantarse, y lee estas frases. O cualquier otra que te guste o motive. No te voy a decir que de pronto, como por arte de magia, todo sea maravilloso pero, a lo mejor, con un poco de suerte (yo no lo llamaría suerte, pero bueno...) ves un poco de luz al final del túnel. Aunque sea un día nublado y lluvioso, es posible que estas frases aporten un poco de claridad al día.