Con los ojos de la inocencia y la ingenuidad las cosas se ven con gran claridad y transparencia. A través de los ojos de los niños todo se hace más simple. Sus ojos son capaces de quitar lo anecdótico y superficial y quedarse con lo verdaderamente esencial. Todos los que somos padres sabemos de su capacidad para decir las cosas, así, sin anestesia. Su ojos buscan sólo la comprensión y lo esencial de lo que sucede a su alrededor.
Me llama la atención como siempre infravaloramos ese radar que tiene para estar captando todo lo que sucede a su alrededor y sacar conclusiones de lo esencial. La inocencia y la ingenuidad son dos buenos ojos para ver lo que sucede a nuestro alrededor.
Tal vez a raíz del siguiente vídeo, podemos plantearnos que para explicar cualquier cosa, lo mejor es hacerlo de la forma más simple, así, seguro que todos entenderán lo que queremos decir.