La ventaja de ser inteligente es que así resulta más fácil pasar por tonto. Lo contrario es mucho más difícil. Kurt Tuchoslky
Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo. Un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía de pequeñas dádivas y limosnas.
Diariamente ellos llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una grande de 400 reales y otra menor, de 2000 reales.
Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Cierto día, alguien que observaba al grupo le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda mayor valía menos.
- "Lo sé", respondió, "no soy tan tonto". Ya sé que la que cojo vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguecito acaba y no voy a ganar más mi moneda".
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
Y tal vez lo más importante es constatar que podemos estar bien con nosotros mismos a pesar de las opiniones de los demás, sólo nosotros sabemos realmente quiene somos y lo que nos mueve a comportarnos como lo hacemos. Lo que importa no es lo que piensan de nosotros, si no lo que cada uno piensa de sí mismo.
El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser inteligente.