Mal pensado: desconfiado, receloso, suspicaz, malicioso, temeroso, taimado.
Es posible que en alguna o varias ocasiones nos hayamos sentido indefensos e impotentes ante ese tipo de personas que albergan en su pensamiento sospechas y formulan dudas y comentarios negativos hacia todo y todos.
A veces, hemos solucionado el problema huyendo y alejándonos de ellas, pero en otras ocasiones la cosa no es tan fácil.
Y si esa persona es nuestro jefe, el compañero de al lado, nuestro cuñado, primo…etc. La cosa se complica más.
En estos casos la única opción frente a la tortura que supone dejarnos influenciar por sus proyecciones, comentarios y pensamientos, es aprender a hacerles frente, a ser menos permeables a sus comentarios.
Es posible que hasta nos hayamos preguntado, ¿cómo pueden ser así? ¿cómo pueden vivir en esa sospecha e inquisición continua?¿qué hay detrás de esos pensamientos?
Las personas mal pensadas son aquellas que a pesar de tener una estrecha relación con otras, casi siempre desconfían de lo que se les dice, de lo que otros hacen, no creen las palabras y tienden a buscar intenciones ocultas. Viven con la asfixiante sensación de que se les está engañando y provocan a su alrededor una difícil situación de inquisición y duda continua con la que es muy complicado convivir.
Esta sensación suele tener como base una escasa autoestima y conviven con la sensación de que los demás ni les entienden, ni les aceptan. Se sienten incomprendidos, y es esta incomprensión lo que provoca que pongan en marcha una especie de mecanismo de autoprotección basado en el recelo y la desconfianza. Sienten que si desconfían estarán preparados para lo que pueda venir.
Sospechas infundadas, inseguridades y juicios incorrectos son las claves de su mecanismo de autoprotección. Por lo general suelen estar a la defensiva y no se muestran relajados junto a otras personas. Esto provoca que las relaciones personales se vean con frecuencia bastante afectadas ya que suelen estar caracterizadas por poca cercanía y afectividad, debido a su recelo constante. Por lo general suelen verse atrapados en un círculo vicioso de desconfianza- malos pensamientos- personas que los evitan- sensación de soledad- rabia- desconfianza…
Aunque a veces puedan llevarnos a la desesperación, tal vez nos ayude a mantener la distancia emocional con este tipo de perfil, pensar que gran parte de la motivación de su comportamiento hacia nosotros y su entorno en general, viene condicionado por su falta de autoestima, su soledad y su escasa capacidad de empatía emocional, su constante desconfianza y el incesante recelo llenan sus mentes de pensamientos negativos que proyectan hacia su entorno de manera por lo general indiscriminada. Debemos aprender a poner las barreras necesarias para protegernos de comentarios inquisidores y cuestionadores, que en la mayoría de las ocasiones nada tiene que ver con nuestro comportamiento, sino que están motivados por los propios miedos de quien nos cuestiona.