Indefensión aprendida

¿De qué depende que ciertas cosas sucedan? En ocasiones el desánimo y la indefensión nos impiden actuar.

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José Luis Bueno Blanco

Últimamente me he visto en varios momentos reflexionando y preguntándome el por qué se dan ciertas situaciones y de qué dependen. Situaciones no deseadas, proyectos que tienen un resultado inesperado. Parece como si, en ocasiones, no importara lo que pueda hacer para que ocurran unas cosas u otras. Lo que sea será, independientemente de lo que haga para influir en el resultado.

Y así, reflexionando, me vino a la mente el experimento de Seligman. En su laboratorio mantenía dos perros en sendas jaulas. Les aplicaba una molesta descarga eléctrica en tales circunstancias que uno de ellos podía pararla accionando una palanca con su hocico. El otro perro nada podía hacer para evitar la descarga. No obstante cuando el primer perro paraba la descarga, también lo hacía para el segundo perro.

Sin embargo, los resultados eran muy diferentes en el primer y el segundo perro. En el primer perro, tenía una percepción de control sobre la situación. Sin embargo, el segundo perro había perdido toda sensación de control sobre su entorno. La descarga ocurría independientemente de lo que hiciera y su cese no dependía de él. Esto hacía que el segundo perro estuviera asustado, quieto, sin realizar ningún intento de escapar de la situación. El perro se sentía indefenso. Y de aquí surgió el término de Indefensión Aprendida.

El término indefensión queda patente tras comprender el experimento. Y el término aprendido corresponde al hecho de que son ciertas circunstancias por las que pasamos las que nos hace "aprender" a sentir esta indefensión. Una situación de indefensión mantenida suele terminar en depresión.

 

 

Y en estas reflexiones me encontraba mientras evitaba enfrentarme a una nueva tarea. "¿Para qué voy a hacer un esfuerzo? Si total, no sé a qué se puede deber que el proyecto salga o no". Y así, me fui dando cuenta que estaba aprendiendo a sentir indefensión.

Me imagino, que en esta situación en la que estamos viviendo facilita el que se den situaciones de indefensión.

¿Sabéis que el segundo perro, cuando se le ponía las mismas condiciones que al primero, es decir, una palanca para que pudiera parar la descarga, no hacía nada? No era capaz, ni siquiera, cuando el entorno había cambiado y existía una nueva oportunidad de controlar el entorno.

Así decidí volver a ponerme en pie y afrontar cada reto con la esperanza de que lo que hiciera afectara al resultado, porque aunque no siempre sea así, en un momento cambiará y entonces no quiero que el desánimo y la indefensión me hayan anulado las ganas y el entusiasmo de poner en marcha lo mejor de mí mismo y por tanto perder la oportunidad de influir en mi propio destino.

 

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