Hace una par de semanas tratamos el tema de los prejuicios a través de un anuncio publicitario. Hoy ahondamos en el tema desde una perspectiva distinta, pero que viene a ratificar más o menos el mismo hecho. Esta vez no es un anuncio publicitario, es un "experimento social" que UNICEF utiliza para demostrar la discriminación que sufren los marginados, incluso cuando son menores.
Nuevamente lo rescatamos para darnos "un toque de conciencia" y un "baño de realidad" con respecto a nuestros propios prejuicios.
En su última campaña UNICEF viste a Anano, una niña de seis años, de dos maneras distintas: con un abrigo bonito, vestido, medias y botas... y con zapatillas, ropa vieja, grande y mal conjuntada y una gorra roja sucia. También le ensucia las mejillas y luego la deja en una concurrida calle de la ciudad georgiana de Tiflis.
La actitud de los que se la encuentran no puede ser más distinta: cuando va bien vestida, la gente se para, le pregunta su nombre y su edad, quiere ayudarla; cuando va mal vestida y sin lavar, la ignoran , la apartan, la rechazan, recriminan, etc.
La situación se repite en un restaurante: Anano vagabundea por las mesas con un abrigo limpio y bonito y cosecha caricias, sonrisas, preocupación e invitaciones a sentarse.
Cuando va sucia, hace exactamente lo mismo pero la gente retira sus bolsos con desconfianza cuando pasa, la coge en brazos para quitarla de sus sillas y hasta piden al camarero que la eche del local.
UNICEF asegura que hubo que detener el experimento porque el continuo rechazo y los malos modos de la gente hicieron llorar a Anano.
Aunque a este tipo de experimentos desde el punto de vista estrictamente metodológico se les puede cuestionar de una cierta falta de rigor, ya que están influenciados por variables que no se comentan, tales con el entorno, contexto social y cultural en el que desarrollan, que pueden condicionar mucho las reacciones de las personas, lo que de una manera más básica nos puede interesar es evidenciar el carácter casi instintivo de determinados tipos de reacciones, bastante difíciles de contrarrestar, y que por lo general exigen un esfuerzo de racionalización a posteriori del primer impulso básico.
Como ya comentamos, queramos o no, vivimos inmersos en un entorno y contesto sociocultural que llega a automatizar muchos de nuestros comportamientos, a pensar de que en ocasiones puedan incluso confrontar con nuestro sistema de valores y creencias!.
En algunas ocasiones a este tipo de spots/campañas se les acusa de demagogia por presentar situaciones descontextualizadas, pero lo que no puede negarse, es que el trasfondo es el que es, y no ayuda hacer demagogia con ello tampoco.
En cualquier caso la pregunta está en el aire, ¿qué hubiésemos hechos nosotros?.