La felicidad está en los lugares mas obvios, aunque nos empeñamos en buscarla en los más complicados.
¿Qué pasa en aquellas personas que todo parece apuntar a que deberían sentirse muy dichosos, y sin embargo, cuando se buscan sus verdaderos sentimientos, con frecuencia descubrimos que se sienten profundamente insatisfechos? ¿Cómo es posible si poseen todo lo que los demas anhelan?. ¿Dónde radica la fuente de su insatisfacción?
Muchas veces, ni ellos mismos, saben explicar bien el motivo de su insatisfacción. En algunos casos, esa insatisfacción proviene de verse atrapados en una dinámica de consumo excesivo. Llega un momento en que el afán por poseer y disfrutar cada día de más cosas sólo se aplaca fugazmente con su logro, y de inmediato se presentan nuevas insatisfacciones ante tantas otras cosas que aún no se poseen.
Hay una especie de tiranía, provocada por ciertas modas y usos sociales que hacen que uno mismo se imponga la necesidad de tener cada vez más, con independencia de la utilidad, y sobre todo, de la verdadera necesidad.
Hace falta una buena dosis de reflexión para no caer en esa trampa ,o para salir de ella y, evitarse así, mucho sufrimiento inútil.
Todos, debemos preguntarnos cuánto de atrapados estamos en esta dinámica. Ya que los que más tienen, quieren más, pero... y los que menos tienen, ¿no quieren más también?. Siempre, nos fijamos en el que está por encima, que es a lo que aspiramos, lo que anhelamos y el ideal, pero no debemos olvidar que nosotros también somos referentes a alcanzar para los que tienen menos que nosotros, para ellos nosotros también somos poseedores de grandes cosas, y hasta grandes riquezas.
Y así, el círculo de la insatisfacción se completa, ya que nosotros miramos al que está por encima, que a su vez mira al que está por encima de él, y el que está por debajo de nosotros nos mira a nosotros.
En otras ocasiones la insatisfacción no está relacionada con lo que uno tiene, sino con un sentimiento de inferioridad personal frente a los demás, qué son más guapos, simpáticos, más listos, más hábiles, más resolutivos y un largo, etc, que nosotros. En cualquier caso, estamos en una situación parecida a la anterior, anhelamos lo que no tenemos, y nos sentimos frustrados e insatisfechos cuando miramos a otras personas que creemos sí lo poseen.
También la soledad es una gran fuente de insatisfación. Unas veces por una actitud orgullosa que impide afrontar el aislamiento, otras por no saber a dónde acudir para ampliar el entorno de amistades, y otras, porque falta talento para relacionarse. Incluso personas con una intensa vida social también pueden sentirse solas e insatisfechas.
Estos, son sólo algunos de los factores que pueden suponer barreras para una vida satisfecha y placentera, que en definitiva, es a lo que aspiramos todos. El primer paso siempre será identificarlos para poder solucionarlos, ya que todos en mayor o menor grado nos sentimos reflejados en alguno de ellos.
"Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos ser" W. Shakespeare. CONCENTRÉMONOS EN ESTO ÚLTIMO...