Cuando las cosas no salen como esperamos, normalmente cuanto menos, nos sentimos frustrados. En muchas ocasiones incluso vamos más allá y llegamos a cuestionarnos nuestra vida y hasta incluso nuestro futuro. Sin embargo, nuestra historia personal y la de otros, seguramente nos habrá demostrado, que a veces, la mala suerte, no es otra cosa que buena suerte. El que la balanza se incline hacia el lado contrario depende sobre todo de la actitud con que enfrentemos la adversidad o las contrariedades. El cambiar el signo de los acontecimientos depende de esa capacidad de ver más allá del lamento, de la autolástima y de concentrarse en las oportunidades que no se han explorado todavía. Quizá con ello, la mala suerte se convierta en una oportunidad a la buena suerte!!
Un hombre pierde su trabajo. Luego de buscar
varios meses, se entera de que en Microsoft
necesitan barrenderos. El gerente de relaciones
industriales le pregunta sus datos, lo observa
barrer, lo felicita y le dice: "El puesto es suyo.
Deme su e-mail, para informarle el día y la hora
en que deberá presentarse".
El hombre, desconsolado, contesta que no
tiene e-mail, y el gerente de relaciones industriales
le dice que lo lamenta mucho pero que si
no tiene e-mail, virtualmente no existe, y que,
como no existe, no le puede dar el trabajo.
El hombre sale desesperado, no sabe qué
hacer y sólo tiene $250 en el bolsillo. Entonces
decide ir al mercado de abastecimiento de
frutas y verduras y compra un cajón de tomates
de 10 kg. Se va de casa en casa vendiendo
el kilo de tomates a $50. En menos de dos horas
ha duplicado su dinero; repite la operación
otras tres veces, cena en un pequeño restaurante
y vuelve a casa con $150.
Se da cuenta de que de esa forma puede sobrevivir,
y cada día sale más temprano y vuelve
más tarde. Así duplica, triplica y hasta cuadriplica
el dinero en un solo día. Con un poco de
suerte logra comprar una camioneta, que un año
después cambia por un camión; a los tres años,
ya tiene una pequeña flota de transporte.
Luego de cinco años, el buen hombre es
dueño de una de las principales distribuidoras
de alimentos del país. Entonces recibe a un
agente de seguros y, al terminar la conversación,
este le pide al empresario que le dé su
dirección electrónica para enviarle la póliza. El
hombre contesta que no tiene e-mail, y el agente
le dice:
-Si usted no tiene e-mail y llegó a construir
este imperio, no quiero imaginarme lo que sería
si lo tuviera.
Y el buen hombre replica:
-Sería barrendero de Microsoft.
En definitiva, los caminos que elijamos y las decisiones que tomamos son las que van a determinar en gran medida el que nos otorguen el título de suertudo o no.