Adversidad: infelicidad, desdicha, desventura, fatalidad, desastre, accidente, tribulación, dificultad, problema, mala pata.
Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y, en la última, granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.
A los veinte minutos, el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en otro. Coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo: "¿Qué ves?". "Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego, le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Después, le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, padre?". Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡agua hirviendo!, pero habían reaccionado en forma muy diferente:
El padre continuó: "¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?.¿Eres zanahoria, huevo o grano de café?"
Que todos somos distintos al afrontar la adversidad es algo evidente. Qué hacemos ante la adversidad nos define. Los psiquiatras Thomas Holmes y Richgard Rahe (1967) afirmaron que las percepciones que los individuos tienen de los sucesos vitales vividos pueden ser más significativas que los sucesos mismos, ya que determinan su forma de comportarse ante ellos. Cada persona tiende a la utilización de los estilos de afrontamiento que domina, por aprendizaje, o por hallazgo fortuito, a pesar de que los resultados no sea los más beneficiosos.
Entre las fortalezas emocionales que ayudan a la consecución de metas frente a situaciones de dificultad externa o interna destacan:
Podemos ser zanahorias que parecen fuertes, pero que cuando la adversidad y el dolor les tocan descubren que esa fortaleza solo es aparente. Podemos ser huevo que comienza con un corazón frágil; posee un espíritu fluido, pero que ante la adversidad, se vuelve duro y rígido, o podemos ser café, que cambia al agua hirviendo, su cualidad reside en cambiarse a sí mismo para a su vez cambiar la adversidad.