"Enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, ciertamente, no resulta tan sencillo" (Aristóteles)
PAS: personas altamente sensibles. Seguro que en más de una ocasión te has visto a ti mismo intentando convencer a la persona que tienes en frente de que no querías ofenderla.
Todos tenemos nuestras propias susceptibilidades en algún aspecto de nuestras vidas. En cada uno de nosotros hay dimensiones más sensibles que "pueden hacernos saltar". Sin embargo, hay personas que parecen vivir en continua susceptibilidad.
Las personalidades susceptibles son aquellas con las que es difícil convivir y comunicarse, analizan cualquier palabra o actuación en detalle para encontrar algo en su contra, interpretan las palabras de modo equívoco y ven ataques donde no los hay. Son personas con las que cualquier tipo de relación es bastante complicada.
Cada uno de nosotros tenemos un umbral de sensibilidad a la hora de vernos afectados por los actos ajenos. Sin embargo, las personas susceptibles casi siempre caer en la malinterpretación y en el enfado. Según el doctor en psicología Martin Lyden, "las personas susceptibles son aquellas que disponen de menos empatía, cualquier cosa que sucede a su alrededor lo procesan de acuerdo a su propio patrón. A su propio universo y su código de lo que es correcto y lo que no. Y la principal dificultad es que cualquier hecho es interpretado como un ataque personal".
Otro rasgo característico de este tipo de personalidad suele ser la negación, las personas con este tipo de personalidad no suele aceptar que son así y suele achacar a los demás sus problemas, lo que los convierte en hábiles generadores de culpa.
Algunos otros comportamientos que pueden ayudarnos a evidenciar la susceptibilidad de las personas que nos rodean y hasta la nuestra propia van en la línea de:
Y por poner un poco de humor, que en la mayoría de las ocasiones es la manera más práctica y sencilla de afrontar algunas situaciones difíciles.
El humorista catalán Eugenio acostumbraba a explicar un chiste en el que dos amigos se encuentran después de mucho tiempo; el primero le pregunta: "¿Cómo estás?", y el otro le contesta irritado: "¡Pues mira que tú!".
"Allí donde hay más sensibilidad es más fuerte el martirio" (Leonardo da Vinci)