Errar forma parte de la naturaleza humana, pero a pesar de ello, solemos llevar bastante mal el equivocarnos y cometer errores. Cuando interpretamos que hemos cometido un error, o cuando realmente ha sido así, tendemos a detenernos en el sobre análisis de lo que ha sucedido. Aunque paradójicamente haciendo esto, la pérdida de foco en el presente, en lo que está pasando ahora, aumenta el riesgo de volver a cometer otro error.
Olvida tus errores en cinco minutos, no te lamentes más tiempo. Busca el aprendizaje que sacas de ellos con rapidez, y sigue poniendo foco en el ahora, en el presente. El pasado ya no existe, lo errores cometidos allí se quedaron, el futuro aún no ha llegado, el miedo a errar en un tiempo que todavía no existe es irracional, lo que está pasando está pasando ahora, y el éxito o fracaso, dependerá de que sepamos desprendernos de las capas anteriores.
Olvidar una experiencia negativa debe incluir disminuir el impacto emocional y sentimental que nos produce el recordar dicha experiencia. Pero no sólo disminuir el negativismo que se genera en nosotros al recordar, sino que además es indispensable minimizar todo cuanto sea posible, las probabilidades de que estemos constantemente recordando.
La estrategia principal y más efectiva es aceptar que lo hecho, ha ocurrido y no es posible cambiarlo ahora, enfocarse en cambiar el presente y en hacer las cosas diferentes ahora.
Antes nuestros fracasos y fallos tendemos a la internalización de todo aquello que consideramos negativo o contraproducente en nuestra actitud, carácter o proceder, lo que proyecta al presente la posibilidad de volver a errar, porque nuestra capacidad de centrarnos en el presente y analizar la situación limpiamente está mermada.
Como bien sabemos (en este blog lo comentamos repetidamente) nuestras emociones y sentimientos, no son más que la interpretación cognitiva que le da nuestro cerebro con su conjunto de neuronas y conexiones cerebrales a las situaciones que ocurren.
Muchas veces damos por sentado nuestro presente y consideramos que lo único que importa es el futuro y lo que hemos vivido en el pasado. Es curioso, porque justamente se trata de todo lo contrario. Lo que más nos debería importar es el presente, posteriormente el futuro y finalmente el pasado.
Muchas personas tienen desarrollada una gran tendencia al autocastigo, pocas personas tienen la capacidad de "dar vuelta a la página", "hacer borrón y cuenta nueva" ante los errores, y aceptar como algo natural que han hecho algo mal. El punto clave es saber separar responsabilidad y culpabilidad. El autocastigo sólo sirve para impedirnos seguir adelante y superar la situación.
Es fundamental aprender a borrar del historial mental de una equivocación.
Un estudio muy interesante realizado en la Universidad de Carleton desveló que aprender a perdonarnos no es un acto meramente simbólico, sino que tiene implicaciones prácticas para nuestra vida. Estos psicólogos les dieron seguimiento a 119 estudiantes universitarios a lo largo del primer año de sus carreras. Todos tenían algo en común: habían procrastinado demasiado durante el primer semestre, habían estudiado muy poco y, como resultado, obtuvieron pésimas calificaciones en los exámenes de esa etapa.
Sin embargo, perdonarse ese error fue crucial para cambiar su forma de afrontar los exámenes del segundo semestre. Los psicólogos notaron que quienes seguían atascados en la culpa, obtuvieron peores calificaciones. Sin embargo, quienes lograron perdonarse y seguir adelante, adoptaron una actitud más proactiva, procrastinaron menos y, al final, mejoraron su rendimiento académico.
Estos psicólogos están convencidos de que el perdón, o lo que es lo mismo, no perpetuarnos en el error, nos permite movernos más allá del comportamiento inadaptado y centrarnos en el futuro, sin que la carga de los actos pasados pueda obstaculizar el presente.
También se debe tener en cuenta que el sentimiento de culpa genera la tendencia a evitar ciertas conductas, tareas y personas. Cuando la culpa se encuentra activa, tenemos la tendencia a evitar situaciones similares en el futuro que puedan generar aún más culpa, ya que las asociaremos con algo negativo. Al contrario, cuando logramos perdonarnos, esas situaciones dejan de ser un problema y no tenemos razones para evitarlas.