Nadie tiene la memoria suficiente para mentir siempre con éxito. Podrás engañar a todos durante un tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos. Abraham Lincoln.
Una de las áreas de la psicología en las que más falsas creencias y mitos existe, es en la de la comunicación no verbal. En concreto, existen multitud de creencias sobre la utilidad del lenguaje no verbal para detectar la mentira, sin embargo y de ello hablamos hoy, parece que la evidencia empírica no corrobora este hecho.
Según la RAE, la mentira es una "expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente". Dicho de otro modo, una persona engaña o miente cuando facilita una información de forma deliberada a través de medios verbales o no verbales con el objetivo de crear o mantener en otra persona una creencia que la propia persona considera falsa.
Mentir es una opción, es un acto deliberado con una intencionalidad concreta, encaminada a conseguir un fin particular, y que siempre lleva asociado un conocimiento claro de lo que se hace.
Y es en esta intencionalidad y conocimiento claro de lo que se hace, donde las creencias populares empiezan a hacer aguas. Creencias tales como:
Suelen utilizarse como prueba de mentira, pero la evidencia científica indica que prácticamente ninguno de estos estereotipos es cierto. Diversos estudios indican que las expresiones faciales no son buenos predictores ya que las personas son conscientes de las mismas y por lo tanto pueden voluntariamente controlarlas.
En una revisión de diversos estudios científicos se comprobó que solo detectamos el engaño en una probabilidad ligeramente mayor que el azar, es decir, la exactitud de las personas a la hora de detectar las mentiras sólo es ligeramente superior a lo esperado por azar o incluso inferior al azar.
Y en lo que respecta a la comunicación no verbal diversas investigaciones en psicología y comunicación nos indica que la detección de la mentira a partir del comportamiento no-verbal es extremadamente difícil.
Normalmente este tipo de trabajos experimentales, suelen llevarse a cabo con el siguiente procedimiento. Se presenta a una muestra de personas (observadores o receptores) una serie de declaraciones realizadas por otras personas (potenciales mentirosos). Las declaraciones suelen presentarse en formato audiovisual o auditivo a través de grabaciones o representaciones "en vivo" e incluso en algunas ocasiones permiten que emisor y receptor interactúen libremente. Después los receptores indican en un formulario si cada una de las declaraciones es verdadera o falsa. El resultado es que se constata que la capacidad de los seres humanos para discriminar entre mensajes verdaderos y falsos es muy escasa.
Por tanto, y en contra de lo que el dicho afirma "se pilla antes a un mentiroso que a un cojo", no es tan fácil pillar a un mentiroso. Aunque, por otro lado, a la vista de lo que sucede por el mundo y como los hechos, datos, informaciones, etc. se manipulan parece bastante obvio.
En conclusión, aunque tendemos a sobreestimar nuestra capacidad de diferenciar entre verdad y mentira, realmente nuestra capacidad para ello es extremadamente limitada.