El acelerado ritmo de vida en el que estamos inmersos y la urgencia cotidiana nos empujan y sumergen en una precipitación continua que no nos deja ver más allá del minuto siguiente. Frecuentemente cuando nos paramos tenemos una cierta sensación de pérdida.
Por ello, igual no viene mal de vez en cuando la lectura de este poema. Un texto para la reflexión que nos recuerda que los instantes perdidos son irrecuperables.
Instantes
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho, tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares a donde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás, trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.
Es un texto sencillo, melancólico y evocador pero que cumple bien la función de recordarnos que es importante concentrarse en lo "importante", sin embargo, dedicamos casi todo nuestro tiempo y energía a lo que finalmente y con perspectiva entendemos como "circunstancial".
De hecho, los primeros versos:
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Son un claro reflejo de las esclavitudes que nos imponemos: la perfección y el pánico al error, dos grandes tiranos a los que nos sometemos cada día.
Así que no nos equivoquemos e intentemos disfrutar de nuestros instantes y momentos cada día para con tranquilidad y perspectiva poder decir:
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
haría, con las matizaciones que nos proporciona el aprendizaje continuo
....básicamente lo mismo.