¿Imaginas una escuela donde los niños, en lugar de aprender de memoria los ríos de España o las capitales del mundo, aprendieran cómo trabajar en equipo, expresar sus sentimientos de forma constructiva y resolver los conflictos de manera creativa?
Esta escuela es la que va a empezar a funcionar en España de forma experimental a partir de septiembre. Se trata de un programa ya probado en 400 escuelas en Estados Unidos, Brasil y Puerto Rico. Denominado Programa de Aprendizaje Social y Emocional en el Aula, ha sido elaborado por una de las educadoras más destacadas de Estados Unidos, Linda Lantieri.
Este programa, como hemos dicho, se centra en proporcionar a los niños las herramientas que les permitan gestionar sus emociones, desarrollar una mayor resistencia ante la frustración, el estrés o el miedo, y superar los obstáculos con mayor facilidad.
Basado en la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad del cerebro de modificar sus circuitos ante las experiencias, se pretende que la educación recibida produzca grandes cambios en las habilidades emocionales y sociales, durante la edad adulta.
Desde que Goleman hiciera mundialmente famosa la definición de "Inteligencia emocional", me he preguntado muchas veces cuántas personas podría definir como emocionalmente inteligentes. Creo que no son muchas.
Conozco personas con una gran inteligencia matemática, lingüística, musical, etc. Pero emocional, pocas. Y quizás el motivo de esto sea la educación recibida. A todos nosotros, en el colegio nos enseñaron matemáticas, lengua, música... pero ¿a cuántos nos enseñaron a gestionar adecuadamente nuestras emociones?
Por ahora, será una experiencia limitada a unos pocos colegios pero, si la experiencia resulta satisfactoria, ¿serán los niños de la próxima generación unos adultos emocionalmente inteligentes? ¿Qué efectos tendría esto en la sociedad en su conjunto? ¿Será una sociedad con menos conflictos, con mejores relaciones, en definitiva, una sociedad más feliz?