¿La conciliación es una realidad o una utopía? Aunque se está avanzado considerablemente en este aspecto, el primer paso está en un cambio de actitud y en la forma de valorar el trabajo.
Los cambios sociales acaecidos durante los últimos años en la sociedad han llevado a los estados, entre ellos, España, a aprobar leyes y medidas a favor de la conciliación de la vida laboral, personal y familiar.
La incorporación de la mujer al mercado laboral y la modificación de la estructura familiar ha tenido un fuerte impacto en la demografía y en los hábitos de los españoles. Actualmente, se entiende que las empresas deben ayudar a los trabajadores a compatibilizar su vida personal con la profesional, permitiéndoles desarrollarse plenamente en todos los ámbitos.
A partir de estos principios, las empresas establecen medidas variadas para favorecer esta conciliación en función de sus características específicas: servicios ofertados, plantilla, etc.
Está claro que no todas las empresas y todos los puestos pueden llevar a cabo las mismas acciones en pro de la conciliación. Así, si mi trabajo consiste en atender al público, difícilmente podré tener flexibilidad horaria.
Aunque se ha avanzado mucho en este aspecto, hay actividades y creencias que todavía hacen difícil esta conciliación.
Una de ellas, tan arraigada en las empresas como en los propios trabajadores, es el hecho de valorar el trabajo por las horas que se pasan en el puesto, en lugar de por objetivos. Así, son muchas veces los propios trabajadores los que decimos y asumimos frases como: "Es que en mi empresa no está bien visto irte a tu hora". Y, de este modo, yo me he encontrado a personas jugando al solitario en el ordenador con tal de que no pareciera que había terminado su trabajo.
Esto es lo que se fomenta cuando el trabajo se mide en minutos y horas, en lugar de por los resultados obtenidos.
Mientras en otros países quedarse más allá del horario establecido significa que la carga de trabajo no está bien repartida o que la persona no es capaz de gestionar adecuadamente el mismo, en España "cuanto más tarde sales de la oficina, más implicado estás".
Y es que esto pasa cuando no importan los objetivos, los resultados, la calidad del trabajo... Cuando lo único que se mide es cuánto tiempo estoy en la oficina, sin importar qué hago el tiempo que estoy, con tal de que cumpla el horario y un poco más.
Con esa actitud, difícilmente se podrá conciliar vida laboral y familiar. Pero, peor aún, difícilmente se llegará a los niveles de motivación, productividad y eficacia que, está demostrado, conlleva la conciliación.