La suerte no es algo que pasa fuera y ajeno a nosotros, sino que está en nuestra cabeza y en la forma en que valoramos e interpretamos los hechos que nos ocurren.
La semana pasada fui espectadora de una conversación que, he de confesarlo, me ha impactado mucho.
He estado debatiéndome entre el si y el no escribir este post, ya que no soy muy dada a recurrir a este tipo de historias. Finalmente me he decidido, porque estas historias hacen, a mi modo de ver, que la vida se pare por un instante y se retome en un punto diferente.
Como os comentaba, fui espectadora de un encuentro entre viejos amigos de la infancia.
Como os podréis imaginar es inevitable la pregunta de: ¿cómo te van las cosas, qué es de tu vida, etc?. El que primero respondió a la pregunta,lo hizo con un, "bien, no me puedo quejar" , y relató algunas de sus venturas y desventuras en esos años. Cuando al otro le tocó hablar, le indicó que el año pasado había sido bastante duro, ya que a su mujer se le había producido un trombo en una pierna y había tenido que sufrir una amputación. Después de esto comenzó a relatar el suceso con todo detalle, y en el transcurso de más o menos una hora, no sé la cantidad de veces, pero si os diré que muchas, que utilizó la expresión" hemos tenido suerte". Esto me impactó muchísimo.
Visto desde fuera, de los dos, el que tenia más sensación de "haber tenido suerte", era el que ninguno pensaríamos.
Entendía y vivía como suerte el que el trombo, hubiese sido en un pierna y no en el cerebro, en donde al parecer, era más probable que se hubiese producido, había sido suerte el que al final la amputación había sido por debajo de la rodilla, lo que le seguía permitiendo movilidad con una prótesis, muy distinto si hubieran amputado por encima de la rodilla, había sido una suerte que no surgieran complicaciones después, y varias cosas más que explicó desde el punto de vista médico, y que siempre comenzaba con " también tuvimos suerte por que...".
Este tipo de historias siempre nos hacen reflexionar y cada uno la analizará desde sus propias circunstancias y realidad.
A mi, lo que me impactó es como una vez superado el momento crítico inicial, fueron capaces de racionalizar y vivenciar esta situación desde el sentimiento de "qué suerte hemos tenido". No pude evitar pensar, "que suerte tienen de poder pensar y sentir así", y me imaginaba que si estos amigos se encuentran, y el segundo, no comienza a relatar con detalles por lo que habían pasado, sino que se limita a decir: "el pasado año fue muy duro, pero finalmente tuvimos suerte...." El otro, hasta es posible, que sintiera una cierta envidia por lo que le habría ocurrido a su amigo, y le hacia sentirse tan afortunado...
Todo esto me ha llevado a recordar que la suerte no es algo que pasa fuera y ajeno a nosotros, sino que está en nuestra cabeza y en la forma en que valoramos e interpretamos los hechos que nos ocurren.