Hace unos días me escribió una alumna de Psicología de la Universidad donde yo estudié. Se ha licenciado y se plantea si dirigir sus pasos hacia la Psicología Clínica o hacia la Psicología de Empresa. Consulta con dos profesores de sendas especialidades y los dos le comentan que se ponga en contacto conmigo para pedirme una opinión puesto que ellos no están en contacto directo con el mundo laboral.
Supongo que en estos días miles de jóvenes se estarán haciendo la misma pregunta ¿qué hago ahora?. Por otra parte, hoy mismo daban la nota de selectividad. Otros tantos miles tienen que decidir qué estudiar (si su nota se lo permite), hacia dónde ir.
Antes de contestarla, estuve durante unos días valorando la respuesta. Puesto que no tengo datos estadísticos de las posibilidades de encontrar trabajo que hay en el mundo de la clínica respecto al mundo de la empresa, pensé en mi propia experiencia y en mi desarrollo profesional para buscar pistas y pautas que le pudieran valer de cara a tomar la decisión. También tuve en cuenta la de mis compañeros de universidad, su trayectoria y la de las personas que e ido conociendo en el entorno laboral.
Obtuve una serie de reflexiones:
1) La mayoría de los puestos de trabajo no tienen una correspondencia directa con una carrera universitaria. Es decir, la universidad no es formación dirigida "al puesto", sino una formación generalista, de base, dirigida a una área de conocimiento. Esto significa que es difícil saber, a priori, qué puesto de trabajo deseas en el futuro, porque a partir de los conocimientos de la universidad no puedes visualizar cómo será el trabajo que tienes que realizar.
¿Qué esperas hacer como psicólogo dentro de una organización? Pues desde gestionar el departamento de formación hasta dirigir un equipo comercial. No hay un puesto específico en el que solo puedas encajar, y cualquiera de los puestos podrá ser ocupado por otras disciplinas. Es responsable de formación podrá ser un licenciado en pedagogía, derecho, empresariales, historia y cualquiera que se considere que puede realizar bien la función, independientemente de sus estudios.
2) Cuando terminé la universidad, valoraba el trabajo bajo otros criterios diferentes a los actuales. En realidad no me cuestionaba ¿qué es trabajar?, ¿qué espero encontrar?, ¿para qué y porqué trabajar? Simplemente, terminaba los estudios y tocaba incorporarse al mundo laboral. Hoy en día, después de llevar 18 años trabajando me planteo ¿qué trabajo quiero realizar? Y me doy cuenta que no es tan relevante el nombre del puesto, el área en el que lo desempeñe, la relación que tenga con mis estudios iniciales. La satisfacción del trabajo está en aspectos más atómicos, que puede tener multitud de trabajos. Por ejemplo, puedo sentirme cómodo con un trabajo más o menos creativo, donde se aprenda cada día o donde no existan cambios, en el que se planteen retos diarios o en el que no exista incertidumbre, etc. Dependerá de mí.
3) ¿Dónde hay más probabilidades de encontrar trabajo? En ti mismo. Encontrar un trabajo depende de muchos factores, unos son más o menos controlables y otros dependen del azar, aunque el azar también se puede potenciar. ¿En qué grado mis conocimientos me han llevado a encontrar trabajo? En un porcentaje bajo. Es decir, hay toda una serie de aspectos que van a hacer más probable que me ubique en el mundo laboral. Mis habilidades sociales (habilidades de comunicación, liderazgo, negociación, resolución de conflictos, resolución de problemas, etc.), mi determinación, mi flexibilidad, mi capacidad de aprendizaje, mi capacidad para aprovechar oportunidades. Este repertorio será vital para hacerme hueco en el mercado.
Finalmente, le comenté a la chica, si no lo tienes muy claro, tira una moneda al aire, porque no hay elecciones erróneas. Comienza andar en una dirección y no te conformes con seguir el camino, vete creando el camino alternativo cuando no te resulte satisfactorio.
Todo va a salir bien. Suerte.