La matemática de lo que gano y de lo que pierdo

Cuando pierdo, el 5 - 2 no es 3, sino que que la pérdida de lo que "ya considero mío" tiene un coste mayor, por tanto, 5 - 2 = 1. Partí de 3 y ahora tengo 1.

Bookmark and Share

José Luis Bueno Blanco

No sé si el título es el adecuado para ilustrar mi reflexión. Igual después de la reflexión podemos buscar otro, o una moraleja. Para poneros en situación os describo el contexto en el que me surge la necesidad de pensar.

Una de las características más señalables en los tiempos que corren, en relación a los proyectos que se inician, es la incertidumbre constante sobre si el proyecto seguirá en pie antes de su finalización. Me explico. En una relación cliente-proveedor, el cliente anuncia el deseo de realizar un proyecto. A partir de ahí hay varias fases. Se presenta la idea, una propuesta o plan, un presupuesto, se toma una decisión, se firma un contrato, se fija una fecha de inicio y dentro de la ejecución otra serie de fases.

Un nuevo proyecto o un nuevo pedido es un acontecimiento positivo para la empresa que tendrá que acometerlo. Cuando se consigue es motivo, o debería serlo, de celebración. La celebración puede ser desde un simble" ¡Bien!" hasta un "Cena para celebrarlo", dependerá de la magnitud, alcance del proyecto.

La pregunta es" ¿cuándo abrimos la botella de champán?". En ocasiones cuando se firma el contrato. Otras veces después de una conversación preliminar donde se ancticipa que el proyecto saldrá adelante. Hay quienes son más precavidos y lo hacen cuando se finaliza el proyecto. En los tiempos que corren ¡esperamos a que el dinero esté en nuestras cuentas bancarias! Ya puestos, podemos celebrarlo cuando nos hayamos gastado lo obtenido (una vez finalizado el proyecto con éxito y cobrado, por supuesto).

Seguramente todos estemos asistiendo a proyectos que "se caen por el camino" cuando en épocas anteriores hubieramos percibido que eran inamovibles incluso antes de firmar el contrato.

Y en este punto es cuando aplico la matemática. A ver. A nivel económico, supongamos que tenemos 3 y el proyecto supone un ingreso de 2. Si todo llega a buen puerto, tendremos 3 + 2 igual a 5. Sin embargo, si no es así, si el proyecto se cancela, una vez que ya damos por hecho que es nuestro y sin haber comenzado a trabajar, tendríamos 5 - 2 = 3. Me quedo como estoy.

Sin embargo, a nivel emocional, en el momento que decido que el proyecto es mío, el 3 + 2 = 5 es algo real. Tan real que cuando lo pierdo, el 5 - 2 no es 3, sino que que la pérdida de lo que "ya considero mío" tiene un coste mayor, por tanto, 5 - 2 = 1. Partí de 3 y ahora tengo 1.

El hecho de los números es un recurso pedagógico para intentar explicar la idea. En definitiva lo que quiero expresar es que, en ocasiones, un aumento de bienestar en nuestra vida, implica y lleva asociado un riesgo de, si no va bien, perder el nivel de bienestar del que partimos, en lugar de quedarnos igual. Eso de, "lo hago, y si no me quedo como estoy", no es verdaderamente cierto. Sería más bien, "estoy bien, cambio para estar mejor, y si me va mal, me quedo peor que cuando comencé".

Dicho así parece un mensaje bastante pesimista. Es una observación de lo que ocurre y que quizás debiéramos tener en cuenta a la hora de cambiar nuestro "status". Ser conscientes de que lo que sumamos aumenta su valor a la hora de perderlo, y quizás debiéramos contemplar este factor en el momento de sumar, para que no nos afecte en caso de que reste.

Tenemos la capacidad de modificar el valor de lo que nos sucede. Hagámoslo.

 

Post relacionado: Toma de decisiones: La teoría de Perspectivas. Nuria Fernández López

Grupo Finsi | NM formación y consultoría | Davinchi