Con frecuencia fracasamos en la solución de problemas porque nos enfocamos más a buscar la solución, que a comprender las causas reales del problema.
Cuando impartía formación - hace un tiempo ya- siempre me gustó trabajar con ejemplos cotidianos de la vida real para ilustrar todos los aspectos relacionados con el aprendizaje, el cambio y el desarrollo personal. El analizar las distintas circunstancias que componen nuestro día a día y la forma en que reaccionamos, es la mejor manera de aprender a conocernos y de identificar nuestras áreas de mejora.
Es por ello que en el post de hoy me gustaría compartir con vosotros una experiencia personal relacionada con la solución de problemas. En un post pasado analizábamos como en muchas ocasiones nos empeñamos en encontrar soluciones a problemas en el momento inadecuado, o en un tiempo en donde ya no es posible una solución, sino que tenemos que posicionarnos en aceptar la situación tal cual sea.
Os voy a hablar de cómo a veces nos empeñamos en buscar las causas del problema en el lugar equivocado y por tanto, cualquier tentativa de solución que llevemos a cabo será un fracaso.
Durante el año pasado mi hija pequeña empezó a hacerse pis durante la siesta en el colegio. Al principio eran uno o dos días en semana y al final eran ya casi todos los días. Yo me pasé muchos momentos dándole vueltas a qué es lo que podía estar sucediendo y barajando una multitud de posibilidades. En el colegio también empezaron a preocuparse y hasta ella misma empezó a ver aquello como un problema. El colegio optó por atender los síntomas en lugar de las causas -le volvemos a poner pañal y listo-. Convencida de que las cosas no suceden por que sí y de que siempre hay una causa, les dije que no. Terminamos el curso sin haber encontrado la causa y consecuentemente la solución.
Como era previsible pasó todo el verano y la niña no tuvo ningún problema. El colegio ha comenzado de nuevo y con él, el descontrol otra vez. Entonces me planteé que tal vez había algo que la preocupaba o angustiaba y por eso se hacía pis. No obstante se mostraba contenta y feliz.
Era obvio que algo sucedía, y si ¿estábamos buscando en el lugar equivocado?, todo iba enfocado a la parte emocional de su estancia en el cole, la profe, los amigos, el horario, la separación, etc. Me planteé ampliar el campo de análisis y observar un poco más allá. Y empecé a ver algo en lo no me había fijado hasta entonces, ya que buscaba en otra dirección, y era que antes de las comidas que no le gustaban tragaba cada bocado a base de sorbos de agua. Con lo que al final de la comida había ingerido una gran cantidad de agua. Como en casa, los padres nos las arreglamos para darle de comer a nuestros hijos los alimentos de la forma en que se los comen mejor, pues esto sucedía muy escasas veces en casa y muchas en el cole.
Entonces comprendí por fin y después de muchos quebraderos de cabeza, que realmente se hacía pis porque no le gustaba la comida del cole. Increíble!! Como no le gusta la comida, traga los bocados que no consigue escupir o esconder, según su profe, a base de agua. Una vez que terminan de comer la rutina del cole es echarlos a la siesta, con lo que aunque la pongan a hacer pis inmediatamente después de la comida, al haber bebido tanto, no evita que se haga pis en la siesta.
Encontrar la causa ha sido un gran alivio para todos, sobre todo para ella, y lo que es más importante, permite poder pasar a la segunda fase de la técnica de solución de problemas, generar alternativas de solución, esta vez sí, enfocadas a la causa, ya que hasta este momento todas las alternativas de solución estaban desenfocadas, cualquiera que se hubiera planteado.
Toda esta situación me llevó a reflexionar una vez más en el cómo en multitud de ocasiones no damos con las soluciones adecuadas porque no hemos hecho un correcto análisis de las causas del problema, en un post pasado "problemas sin solución" lo comentábamos también, es más, muchas veces nuestras ideas preconcebidas y hasta nuestros propios prejuicios nos llevan a empeñarnos en buscar y persistir en buscar en el lugar equivocado.
Si por más que busquemos no conseguimos encontrar, tal vez debamos cuestionarnos si estaremos buscando en el lugar que debemos.