¿Quién no habla en estos tiempos con la gente de su entorno, amigos, familia, compañeros, del "que pasaría si lo peor de la crisis nos toca a nosotros"?
Este es un diálogo que cualquiera podríamos tener y que encierra, tal vez sin parecerlo muchas claves de afrontamiento ante el miedo que nos produce el perder algo que consideramos adquirido !!
- Me da pánico pensar en que todo vaya mal.
- Bueno, piensa que el miedo es siempre más angustioso que vivir aquello que se teme. Vamos, que una vez que te ocurre "lo peor", en ese momento no tienes tanta angustia como cuando piensas en ello.
- Si, pero no me imagino perder lo que tengo. No sé si lo soportaría.
- Bueno, acuérdate que hace unos años estabas así. Sería como retroceder en el tiempo. Y en aquel entonces no estabas tan mal. Es más, estabas mejor porque no tenías mucho que perder y si mucho que ganar.
- Pero todo el esfuerzo que he hecho... y ahora, todo se puede perder.
- Todo el esfuerzo que hemos hecho nos ha llevado a estar aquí sentados temiendo perder lo que hemos conseguido. Si nuestra vida fuera una escalera por la que hemos ido ascendiendo ¿qué piensas que es lo que te ha dado la felicidad?
- Me imagino que el ir subiendo peldaño a peldaño.
- ¿Y lo que más angustia te genera?
- Caerme.
- ¿Entonces para qué subes? Cuánto más alto mayor es el vértigo y el miedo a caerte.
- Pues subimos porque subir es agradable. Es lo que todo el mundo quiere. Progresar, mejorar las condiciones en las que vives.
- Y sin embargo, tu sensación es de mayor temor e inseguridad que cuando te encontrabas peldaños abajo.
- ¿Qué quieres decir que es mejor conformarse? ¿Qué para evitar el miedo a caerte es mejor quedarte donde estás?
- No, solamente hacía una apreciación de una situación un poco paradójica. Por otra parte el tema de la pérdida tampoco me debería de preocuparnos mucho.
- Ah ¿no?
- Quiero decir que no sé si sería tan terrible como pensamos. Mira, en estos momentos de tu vida tienes unas expectativas en relación a lo que quieres conseguir. Digamos que estás en el peldaño 23, por decir alguno y tus miras están puestas en llegar al peldaño 24 ó al 25. No piensas en conseguir llegar al peldaño 40. Es decir, te gustaría, es un deseo que todos expresamos, pero sabemos que no podemos dar un salto. Hay que ir poco a poco.
- Si, ¿y?
- OK, pues yo pienso, que si por lo que sea retrocedemos y nos situamos en el peldaño 10 ¡otra vez!, mis expectativa, pasado un tiempo, sería llegar al 11 ó al 12. Es decir, cuando consiguiera subir al peldaño 11 obtendría la misma satisfacción que si ahora subo del 23 al 24.
- Si, habría que preguntarle a Maslow, que su pirámide es lo mismo que la escalera.
- Él dice: "La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide". Entonces, según su teoría, es que vamos a estar centrados en ocuparnos de las necesidades básicas que tengamos en cada momento, o las correspondientes al lugar donde estamos.
- Ya pero cuando el habla de esas necesidades, se supone que no conoces las necesidades superiores y por eso tampoco piensas en ellas. Pero, y ¿cuándo ocurre que ya las has tenido?, ¿y cuándo pierdes el reconocimiento porque pierdes tu puesto de trabajo tan bien considerado?, ¿Te va a preocupar encontrar trabajo solamente como necesidad básica o te solamente te aliviará encontrar un puesto de trabajo del mismo nivel, mérito y reconocimiento que tenías?
- Supongo que cualquier avance en la situación que estés será positivo y te reportará bienestar. Aunque también supongo que serás más consciente del justo valor que tienen las cosas, de cuáles son efímeras y cuáles persisten, de cuáles te han aportado anteriormente y cuáles han sido una carga.
- Vamos, que al final te va ayudar a llegar antes a la necesidad de autorrealización de la que habla Maslow...
- En fin. Bueno pues nada. Me voy a marchar. ¿Tú dónde vas?
- Pues mira, espero seguir yendo para arriba, jajaja. Aunque no voy a tener miedo. Después de todo fuimos capaces de ser muy felices cuando compartíamos piso y no teníamos un duro para salir a cenar por ahí.
- Jajaja ¡qué tiempos! Me alegra volver a verte. Ahora sé el valor que tienen estos ratos.