Nadie dijo que educar a un hijo fuera fácil. Una breve reflexión para los que se han embarcado en tan complicada empresa.
Empezaré diciendo que no tengo hijos. Lo diré yo antes de que nadie me acuse de que digo lo que digo porque no soy madre. Y si no tengo hijos es, entre otras cosas, porque me parece una tarea muy complicada. Sé lo difícil y sacrificado que es ser madre y no me siento muy capaz de ejercer esa función como debería.
Yo, además de mujer, soy psicóloga. Si sobre el papel parece de lo más complicado conseguir educar adecuadamente a un hijo, más lo es en la realidad. A las pruebas me remito. Viendo programas como "Supernanny" mucha gente se pregunta cómo se ha podido llegar a ese extremo con los niños. Yo no me lo suelo preguntar porque más o menos conozco los mecanismos que rigen el comportamiento (sobre todo el de los niños, que suelen ser menos rebuscados que los adultos). Esto no significa que considere que estoy por encima de eso y que "yo nunca lo haría". De hecho, sé que lo haría. No creo disponer de la paciencia necesaria para mantenerme firme en muchos casos. No podría, por eso no tengo hijos.
Lo dicho, yo no soy quien para juzgar cómo los demás educan a sus hijos, si bien sí soy la que en muchas veces lo "sufro". Entiendo las dificultades de la tarea pero también creo que en ocasiones hay errores de base.
Muchos de esos errores son más obvios de lo que parecen, pero pienso que parecen obvios cuando se ven desde fuera. Cuando se trata de ponerlo en práctica, las cosas cambian. Cuando se habla de un hijo no se es tan objetivo. Por eso, quizás, sea normal pensar que a un hijo no se le debe negar nada, que nunca hay que decirle que no, que no debe esforzarse si podemos hacerlo por él/ella...
Llegó a mis manos esta "carta". De nuevo, son cosas que parecen obvias. Y de hecho, seguro que muchos padres y madres ya lo hacen o lo han hecho. No es una crítica, es una reflexión. No soy madre, pero soy hija y como hija sí puedo decir que me alegra que mis padres cumpliesen prácticamente todo lo que pone aquí.
Seguro que más de uno/a tiene mucho que opinar al respecto. Como padre/madre o como hijo/a.
No me des todo lo que te pida, a veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo tomar.
No me grites, te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
No des siempre órdenes... Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas yo lo haría más rápido y con más gusto.
Cumple las promesas, buenas o malas... Si me prometes un premio dámelo, pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos. Si tú me haces lucir mejor que los demás alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer: decídete y mantén esta decisión.
Déjame valerme por mí mismo, si tú haces todo por mí yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro... me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.
Cuando yo hago algo malo no me exijas que te diga por qué lo hice, a veces ni yo mismo lo sé.
Cuando estés equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti, y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
No me digas que haga una cosa y tú no la haces, yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas, pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
Cuando te cuente un problema mío no me digas: no tengo tiempo para boberías o eso no tiene importancia, trata de comprenderme y ayudarme.
Y quiéreme, y dímelo, a mí me gusta oírtelo decir aunque tú no creas necesario decírmelo.