Comparados con los individuos los grupos suelen ser más dogmáticos, pudiendo llegar a justificar acciones irracionales.
Cuando tenemos que tomar una decisión importante rápidamente convocamos una reunión de cabezas pensantes para entre todos encontrar la mejor solución. Esto parece lo más sensato pero, ¿realmente lo es?.
Los psicólogos han realizado varios experimentos en este sentido con resultados sorprendentes.
En un estudio ya clásico James Stoner intentó averiguar si las personas toman decisiones más o menos arriesgadas cuando estaban en grupo.
Para realizar su experimento seleccionó a un grupo de personas a las que se les asignó un rol de "orientador" que consistía básicamente en tomar una decisión de asesoramiento a un tercero con respecto a la toma de una decisión.
Uno de los casos que planteaba al orientador era asesorar a una escritora que tenía que decidir entre continuar escribiendo libros baratos con los que se ganaba bien la vida, o empezar a trabajar en la idea de una novela nueva, pero que significaba reducir sus ingresos. Los participantes tenían que pensar en los pros y contras de las dos opciones, e indicar su opinión de hasta que punto la escritora debía estar segura del éxito de la novela antes de renunciar a sus ingresos.
Si el participante era conservador tendía a indicar que debía estar segura casi al 100%, pero si el participante era más arriesgado, aceptaban hasta un 10% de seguridad.
Stones dividió luego en grupos de cinco personas a los participantes de la primera fase. En este caso debían debatir el caso hasta encontrar una solución consensuada. El estudio demostró que las decisiones tomadas en el grupo eran más arriesgadas que las tomadas de forma individual.
Los grupos aconsejaban en el caso de la escritora, que lo dejase todo y se concentrase en la novela nueva a pesar del riesgo, mientras que los individuos le aconsejaban que siguiese con los libros.
La conclusión de estos estudios no fue que los grupos tiendan a tomar decisiones más arriesgadas, sino que se produce el fenómeno de polarización. Es decir, formar parte de un grupo exagera las opiniones de los miembros haciendo que se tomen decisiones más extremas, según la inclinación inicial de los miembros del grupo, se pueden tomar decisiones arriesgadas en extremo o conservadoras en extremo.
Esto que puede parecer un fenómeno sin importancia, tiene grandes implicaciones y consecuencias. Pensemos por ejemplo en un grupo de personas con prejuicios de cualquier naturaleza, cuando se reúnen éstos individuos en grupo para tomar decisiones con respecto a algo, las posiciones que surgirán serán más extremas que las posiciones de los miembros individualmente.
Por ejemplo, un grupo de inversionistas tomarán decisiones más arriesgadas en grupo que si lo hacen individualmente, por no decir como actuarán en grupo unos adolescentes violentos, frente a lo que harían cada uno de forma aislada.
El trasfondo de este fenómeno que se repite en muchos de los experimentos que se han realizado, se basa en que juntarnos con personas con las que compartimos actitudes u opiniones, refuerza nuestras creencias pudiendo llegar incluso a justificar acciones/comportamientos totalmente irracionales, y que no hubiésemos realizado nunca de forma individual. Tomar por tanto decisiones en grupo, en ocasiones no es la mejor opción.