La teoría de las diez mil horas

Podemos dominar una disciplina de forma extraordinaria con sólo practicar unas 10.000 mil horas. 

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Nuria Fernández López

La teoría de las 10.000 horas plantea que se necesitan diez mil horas de práctica para dominar una disciplina. Visto así puede parecer mucho, pero todavía es más cuando  comprobamos que supone más o menos 3 horas diarias de práctica durante unos 10 años, además si éste entrenamiento se realiza antes de los 20 años el efecto es mucho mayor. 

Como imaginaréis ésta teoría tiene sus seguidores y por supuesto como buena teoría también sus detractores. 

Personalmente la he oído muchas veces pero desconozco la base científica que puede tener. Lo que está claro es que dejando al margen a aquellas personas con cualidades excepcionales, la erudición está muy pero que muy relacionada con la práctica. ¿Acaso la ejecución sobresaliente en distintas disciplinas o materias no está relacionada con las horas de entrenamiento o práctica?. Pensemos por poner un ejemplo en cualquiera de los deportistas, músicos, jugador de ajedrez, etc que admiremos o que destaquen de forma especial,  creo que muchos de ellos habrán practicado más de tres horas al día, y seguro que llevan más de 10 años haciéndolo. 

Dejando al margen las capacidades excepcionales sucede muy frecuentemente que cuando nos fijamos en alguien de nuestro entorno con un cierta envidia, vamos a decir que sana, porque nos gustaría dominar una disciplina tal y como esa persona lo hace: jugar al tenis, hablar inglés, manejar los ordenadores, tocar el piano, obviamos por completo el tiempo que esa persona ha dedicado a adquirir ese dominio, las horas invertidas, las frustraciones que seguro ha experimentado, las cosas que ha dejado de hacer, la concentración, la capacidad enorme de sacrificio que ha debido de desarrollar... 

Hay innumerables ejemplos de personas que han destacado por encima de los demás en todo tipo de disciplinas y que han invertido con seguridad más de 10.000 horas de trabajo para dominarlas: 

  • En la biografía de Mozart se señala que antes de empezar a destacar, Mozart tocó el clavicordio unas 20.000 horas antes de cumplir los 10 años. 
  • Hemingway a aquellos que querían aprender a escribir, les decía: "It takes 1.000.000 words of crap" ("Hacen falta 1.000.000 de palabras de porquería").Hacen falta muchos años para haber escrito ese primer millón de palabras de porquería al que se refería Hemingway.
  • Los Beatles llegaron a ser quienes fueron por culpa de sus viajes a Hamburgo y a los trabajos que les salían en los pubs de la ciudad en los que podían estar tocando 8 horas sin parar. Gracias a eso, practicaron un amplio repertorio, que luego añadieron a sus conciertos. 
  • Bill Gates vivía cerca de una de las pocas universidades que le permitía hacer uso de su ordenador central para programar. Cierto que también, a través de su familia, conocía a la persona adecuada que le permitió estar trabajando con ordenadores desde los 13 años. Así, no es de extrañar que llegado los 19 y mientras estaba en Harvard estudiando, dejase la carrera en el segundo año para montar su propia empresa. Toda lo practicado y aprendido durante la adolescencia le había enseñado todo lo que necesitaba saber.

 

 

 Así que  cuando veamos a alguien a quién  admiramos, podemos hacerlo por ser un prodigio o realmente admirar su capacidad de esfuerzo y sacrificio. Para mi esto último es más digno de admiración, porque bien pensado destacar por poseer unas capacidades o cualidades físicas o intelectuales por encima de la media es admirable sin duda, pero hacerlo por la capacidad de sacrificio que requiere una dedicación tan exigente es, creo, mucho más admirable. 

Yo personalmente admiro a algunas personas que destacan en disciplinas que me apasionan, la música, algún deporte en concreto, pero soy plenamente consciente de mi incapacidad para invertir 10.000 horas de práctica. 


El mayor talento es la capacidad de mantenerse atento, interesado y enfocado, para que las 10.000 horas pasen lo más rápido posible.

 

 

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