Cada vez resulta más difícil mirar hacia otro lado ante la cantidad de mensajes desmotivantes y desmoralizantes que nos llegan desde todo los medios.
Cada vez resulta más complicado mantener el ánimo en positivo.
Este fin de semana haciendo un repaso por la prensa he podido constatar que mantener el ánimo en positivo es nadar contracorriente en un mar de olas de cinco metros.
Vas pasando páginas y secciones y no hay por donde encontrar una noticia que te permita una reflexión positiva que de un poco de ánimo y confianza.
Al contrario si hay una mínima sensibilidad dan ganas de echarse a llora al leer las terribles historias de personas que pasan por situaciones tan tremendas, que uno no puede ni pensar por el bloqueo emocional que suponen.
He visto incluso que algún periódico ha aprovechado este hecho para semanalmente encontrar personas que cuentan sus historias a cada cual mas dramática.
Afortunadamente siempre existe un rayo de esperanza, y finalmente van apareciendo historias de personas que ha sacado lo mejor que llevan dentro para ayudar a otros. Afortunadamente existen seres humanos que no se quedan paralizados e intentan dentro de sus posibilidades ayudar en lo que pueden, muchas veces con gran sacrificio personal.
Una de las cosas positivas que ha supuesto la crisis es rescatar valores como: la solidaridad, la renuncia, el compañerismo, altruismo, tal vez a un precio demasiado alto, pero las cosas no son casi nunca como las imaginamos.
Afortunadamente de vez en cuando nos sorprenden historias que nos devuelven la fé y la confianza.
Leía como os comento un artículo en el que una trabajadora social de una ONG afirmaba que "La gente ya no está ni crispada. En general vienen con un estado de depresión, con esa sensación de que ya no tienen nada que hacer. Ya no están enfadados, han aceptado la situación". Es obvio que esta aceptación es fruto de la indefensión absoluta en la que la única opción es la resignación. Y este es uno de los estados emocionales más tremendos por los que puede pasar el ser humano, aceptar que no hay nada que pueda hacer para cambiar su situación…
Y en medio de todo ello aparecen historias de personas sensibilizadas por el dolor de sus semejantes que no miran hacia otro lado y deciden hacer algo.
Una de ellas la leía también en la prensa, un zapatero que decide sortear cuatro puestos de trabajo entre sus clientes. Cada persona que compra unos zapatos en su zapatería recibe un boleto para un sorteo en el que el premio son tres o cuatro meses de trabajo en su tienda. Tres cuatro meses de trabajo para un puesto que no precisa y que cobrará un salario de 1.000€. Y si no necesita más empleados por que lo hace, según él es su forma de ayudar, sacrificarse, incluso perder dinero para ayudar a quien lo necesita.
Leía también por otro lado y de ahí el título de este post la iniciativa puesta en marcha por uno grupo de psicólogos que observando el gran incremento de cuadros de depresión y ansiedad en los últimos años por un lado, y por otro la dificultad de las personas para costearse tratamientos que pueden suponer un desembolso importante, deciden constituir una asociación sin ánimo de lucro con la intención de poder ofrecer tratamiento psicológico a precios reducidos. Todos son profesionales con trabajo que deciden invertir parte de su tiempo en los demás.
Estoy segura que como esta habrá muchas iniciativas de otros profesionales que ofrecen su tiempo y esfuerzo por ayudar a otros. Como muestra ahí está también el incremento de voluntarios en las distintas ONGs que tratan así de poner su grano de arena para reducir el sufrimiento de otros.
Al final después de todo prefiero quedarme con la sensación de que esta situación está contribuyendo a rescatar valores que dormitaban en lo más profundo de nuestra conciencia social, ya que lo único que nos movía era el ser y tener más, apenas nos dábamos cuenta de lo que sucedía a nuestro alrededor. Esto ha cambiado somos cada vez más conscientes de lo efímero de las cosas y de lo importante que es tener a otro ser humano que viéndonos necesitados decide ofrecernos su esfuerzo y sacrificio.