Estos días nos ha dejado Emilio Aragón Bermúdez, conocido popularmente como Miliki, el payaso de nuestra infancia.
Miliki ha sido uno de los personajes más populares en la infancia de distintas generaciones, fue un hombre polifacético: compositor, escritor, actor, cómico, presentador, músico, director y guionista, en sus últimos años publicó dos novelas destinadas al publico adulto pero si por algo será recordado será por haber consagrado su vida a la infancia, dónde el tiempo lo recordará, como uno de los grandes educadores infantiles de nuestra historia, como lo fueron la poetisa Gloria Fuertes, el dúo musical Enrique y Ana o el programa Barrio Sesamo.
Y es que hubo un tiempo en España donde no existía Pocoyó o los Teletubbies, personajes creados para desarrollar las mentes de los más pequeños de la casa a través de estímulos sensoriales como las formas, los colores, los sonidos...
Años atrás estos estímulos estaban enfocados hacia niños un poco más mayores, ya que les invitaban a disfrutar de la poesía, les enseñaban a contar o términos espaciales como arriba y abajo e izquierda y derecha o a memorizar de una forma divertida las tablas de multiplicar.
En mi caso, nacido a finales de los 70, solo pude conocer los últimos años de los payasos de la tele, siendo casi un bebe. Aun así son uno de mis primeros recuerdos. En mi casa dicen que cuando todavía era muy pequeño y me dedicaba a gatear pasillo arriba y pasillo abajo, en cuanto escuchaba sus canciones me ponía muy contento, de hecho algunas de mis primeras palabras fueron intentos de cantar sus canciones.
Y es que los payasos de la tele era queridos por los niños de diversas edades ¿qué niño no iba a ponerse a saltar y cantar ante aquellos divertidos personajes, con sus enormes vestidos de un vivo color rojo, su gorra de cuadros, esa extraña nariz tan grande? ¿Y para los que eran un poquito más mayores? Sus instrumentos musicales, el cómico contrapunto que ejercía ese otro payaso tan elegante, más serio, que tenía que convivir con las tratadas que hacían sus compañeros, esa combinación de colores, voces y música eran el perfecto estimulo para las mentes de esos pequeños de la casa que empezaban a crecer, a desarrollar su mente y su imaginación, e incluso les preparaban para ese elemento tan importante para el desarrollo y aprendizaje humano: el juego.
Porque aquellos payasos de la tele no solo eran un elemento más de diversión que la tele nos ofrecía, han sido parte de la cultura, de la socialización y la educación de varias generaciones de niños, algunos de los cuales como el título de los últimos discos recopilatorios de Miliki, son a día de hoy "sus niños de 30 años" o "sus niños de 40 años".
¿Y es que quién no recuerda haber compartido con otros niños durante su infancia alguna de sus canciones en juegos o fiestas de cumpleaños? Inevitablemente "Susanita", "La gallina turuleca", "Feliz en tu día", "Había una vez un circo", "Hola Don Pepito", "El auto nuevo", forman parte de nuestra infancia y ya para siempre de nuestras vidas.
Supongo que el gran éxito de Miliki y su familia fue dirigirse a los niños tratándoles de manera inteligente, con sus canciones y sus chistes repletos de un humor totalmente blanco, de ese que no ofende ni hace nunca daño a nadie, no solo entreteniéndoles, sino también educándoles, siendo parte de su aprendizaje.
Su labor perdura a través de las nuevas generaciones de artistas que continúan perpetuando el legado de la familia Aragón. Nada será tan fiel a su memoria como la esquela que publicó en prensa su familia tras el día de su muerte, dónde se rogaba una sonrisa por su alma, estoy seguro de que es eso mismo lo que su recuerdo provocará en nosotros para siempre.
Y así, si en algún momento vuelvo a escuchar a alguien que grite preguntándome: "¿Cómo están ustedeeeeeeeeeeeees?" la voz de este niño de treintaytantos responderá, ya por siempre: "¡BIEEEEEEEEEEEEEEEN!".
Os dejo este pequeño video a modo de homenaje dónde podréis recordar alguna de sus canciones más famosas.